Con base en un informe de Gabriel Farías, de No toquen nada.
“La gente durante mucho tiempo se ha hecho a la idea -o no ha reconocido- que hay un problema muy grave con la fauna y yo he querido que le pongamos atención a esto, utilizando el término ‘defaunación’ para hacerlo equivalente a ‘deforestación’, que todo el mundo entiende”, señaló Dirzo a No toquen nada.
El investigador es profesor del Departamento de Biología de la Universidad de Stanford en Estados Unidos y es el autor principal del artículo “Defaunación en el antropoceno”, publicado en la revista Science el año pasado.
De acuerdo a Dirzo, solamente hubo cinco grandes eventos de extinción masiva en los últimos 600 millones de años, siendo el más famoso de ellos el que terminó con los dinosaurios. Apuntó que hubo otro más importante muchos millones de años antes, en el período pérmico que fue “profundísimo”.
“Viendo las trayectorias de pérdida de especies y de sus poblaciones, podríamos estar entrando en un pulso de extinción que sería comparable al que ocurrió cuando hubo un meteorito o megavolcanes y se nubló el cielo por años, en las extinciones masivas previas”, indicó.
Señaló su preocupación por la velocidad con la que está ocurriendo y dijo que si se continúa a este ritmo, en 200 años el 50% de los mamíferos estará en riesgo inminente de extinción.
En una estimación conservadora, en el planeta viven de cinco a nueve millones de especies animales, de las cuales se están perdiendo entre 11.000 y 58.000 por año, según citan los científicos en el artículo.
De todas maneras, Dirzo explicó que la extinción de especies es solo uno de los factores que explica el concepto de defaunación. También abarca la pérdida de poblaciones locales de animales -que pueden tener variaciones genéticas respecto a otros de su misma especie que viven en otra zona-, y lo que en ecología llaman “los muertos vivientes”.
“Puedes tener un cierto número de jaguares que tienen números tan bajos que funcional y demográficamente, es como si ya estuvieran muertos porque ya no encuentran parejas o, si las encuentran, son parientes cercanos y eso trae degeneraciones genéticas”, indicó.
También, les sucede que “son tan bajos sus números que ya nos son capaces de controlar la abundancia de sus presas, por ejemplo, el jaguar con los venados. El aumento de estos, a su vez, genera un sobrepastoreo de algunas plantas y causa la extinción o reducción de un número de estas”.
El consenso actual permite decir que el principal motor de la defaunación es la destrucción del hábitat, pero también influyen la sobreexplotación -como en la cacería o el tráfico ilegal-, la invasión de especies -no pertenecen a un sitio y son traídas por la actividad humana- y el cambio climático.
Efectos en la vida humana
El artículo de Dirzo afirma que la “disminución de animales afectará en cascada el funcionamiento de los ecosistemas y el bienestar humano”.
Destacó que podría llegar a tener graves consecuencias sobre la polinización, “requerida por no menos del 75% de los cultivos que usamos en el mundo”, el control de plagas o la calidad del agua.
Posibles soluciones
Según contó Dirzo, para parar la defaunación “vamos a tener que pensar casi utópicamente de cara al futuro”. Dijo que como sociedad entera tendríamos que hacer el compromiso de establecer, de aquí en adelante, “cero deforestación”.
Indicó que “en cuanto detengas la destrucción del hábitat, las poblaciones de animales van a mejorar y el hábitat va a empezar a expandirse lo más que pueda”.
Otra medida -a la que consideró “intangible”- es detener la sobreexplotación. “Los chinos ya no deberían tener más marfil, no más pieles de jaguar en Perú, no más cuernos de rinoceronte”, comentó.
"El potencial que tiene la defaunación de convertirse en un factor que ayude a la sexta gran extinción de los últimos 600 millones de años lo podríamos revertir", indicó Dirzo pero aclaró que para ello debemos "comprometernos seriamente como sociedad".