No fue una buena noche para Uruguay. Incómodo, atado, errático, peleó mucho más de lo que jugó ante un rival que se le plantó con mayor decisión que en el partido de la primera fase.
El inicio del hexagonal final dejó claro que lo que queda está lejos de ser un paseo de rosas. Uruguay tendrá que luchar hasta el último instante para conseguir sus objetivos en el Sudamericano Sub-20.
Ante Brasil salió un partido durísimo. Los dos se habían enfrentado en Maldonado y se conocían. Los norteños se plantaron con decisión, con un fuerte mediocampo y desdoble para atacar.
Lejos del equipo que en primera ronda logró empequeñecer a Brasil, en el Centenario Uruguay fue capaz de mantener la concentración para marcar pero fue incapaz de exhibir precisión con la pelota.
Brasil cuidó el balón y fue más peligroso mientras que la Celeste, limitado en ofensiva, intimidaba con la pelota quieta, su mejor arma para tratar de atacar. Por arriba tuvo un par de aproximaciones durante la primera parte.
En el segundo tiempo no hubo variantes respecto del juego. Fue Brasil quien impuso las condiciones. Lograron los visitantes tener más posesión de pelota y más profundidad y el golero Gastón Guruceaga se transformó en figura.
Nahitan Nandez se las ingenió para pelear en la mitad de la cancha y equilibrar el partido. Si bien el volante no estuvo preciso en la entrega, fue un león para recuperar en una zona en la que Uruguay padeció.
Con Rodrigo Amaral en la cancha, volcado contra la izquierda, la selección tuvo algunos minutos de superioridad hasta que todo se volvió a emparejar.
Los últimos intentos fueron por arriba, donde Uruguay perturbaba más a su adversario, pero no fue suficiente para conseguir el gol.
Reencontrar el nivel que el equipo exhibió en la fase inicial es el gran desafío tras un partido en el que se estuvo lejos de aquellas noches.
En los otros juegos de la primera fecha Argentina venció a Perú 2 a 0 y Colombia-Paraguay igualaron 0 a 0. En la segunda etapa, el jueves en el Parque Central, Uruguay jugará ante Perú.
