Educación: “el problema de fondo es el modelo”

La educación secundaria pública triplicó su cantidad de alumnos y de centros de estudio pero sigue con la estructura organizacional de 1935. En los dos últimos gobiernos se planificó una reestructura pero es “aún incipiente y parecería tratarse de una transformación más fenoménica que estructural, todavía con escasos recursos humanos asignados”.

Actualizado: 11 de diciembre de 2014 —  Por: Redacción 180

Educación: “el problema de fondo es el modelo”

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Estas consideraciones sobre la Educación Media aparecen en el informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), sobre el estado de la educación en Uruguay.

Según el Ineed el sistema genera que una cantidad relativamente importante de docentes asuman su cargo ya avanzado el año; que no existan incentivos para la concentración de horas en un mismo liceo y, por tanto, para la conformación de equipos y que haya dificultades para cubrir las vacantes.

Pedro Ravela, director ejecutivo renunciante del Ineed, dijo que “el problema de fondo es el modelo que tenemos, la fragmentación de situaciones”. Explicó que, por ejemplo, hay “gente que tiene poquitas horas y después hace otra cosa. Gente que tiene 60 horas acumuladas en distintos lugares del sistema, gente que tiene una dedicación intermedia en varios lugares. Variedad en la cantidad de grupos y de alumnos que se atienden sobre todo en la educación media. Gente que además trabaja en una universidad o en el sector privado. Entonces tenemos una enorme fragmentación. Lo normal, lo que a mí me rompe los ojos en la OCDE, es que el docente tiene un contrato de tiempo completo en un solo centro. Hay una cantidad de cosas que se están haciendo mal por falta de tiempo que es muy difícil de corregir el modo de contrato docente”.

Un elemento que parece impedir que el sistema enfrente la necesaria transformación de sus estructuras de gestión es la ausencia de una planificación en el mediano y el largo plazo que involucre la dimensión administrativa del sistema educativo, dice el informe.

Además se señala que la situación de cambios permanentes que no terminan de consolidarse “genera descreimiento y merma la capacidad de valorar y jerarquizar los cambios de signo positivo cuando estos ocurren. Todos los cambios son percibidos por funcionarios y docentes como fenoménicos y de corta duración”.

En cuanto a la escala, en la educación secundaria pública la matrícula pasó de 71.914 estudiantes en 1963 a 224.234 en 2013, los liceos pasaron de ser 69 a 254, los profesores de 4.783 a 16.323 y la cantidad anual de horas de clase de 56.902 a 311.123. Es importante notar que este crecimiento no implica solamente un cambio cuantitativo, sino también cualitativo: mayor diversidad de estudiantes, de docentes y de situaciones y, por tanto, mayor complejidad, dice el informe.

Sin embargo, la matriz de estructuras y procedimientos sobre los que se apoya la gestión del sistema, que pudo haber sido adecuada hasta mediados del siglo pasado, no ha cambiado, agrega. Tal como se afirma en el proyecto de presupuesto quinquenal 2010-2014 de la ANEP, “el CES mantiene, en esencia, la estructura organizacional que definió al momento de su creación en 1935”.

El informe señala que no han existido transformaciones profundas en las estructuras de gestión que vayan más allá de la introducción de algunos elementos tecnológicos (como la incorporación de sistemas informatizados para la inscripción de estudiantes y la asignación de horas docentes) y la creación de nuevas unidades que se integran a funcionar en la matriz preexistente. El sistema de toma de decisiones se sigue apoyando principalmente en la emisión de resoluciones por parte de un órgano de dirección (Consejo) sobre prácticamente todos los temas.

“Necesitamos instituciones distintas, no arreglamos el problema yendo a buscar a los que abandonan el sistema. Podemos mejores sistemas para identificarlos, ir a la casa a buscarlos, traerlos de vuelta. Pero tenemos que cambiar lo que les ofrecemos cuando están adentro”, dijo Ravela en cuanto a la deserción estudiantil.

En tal sentido, en referencia a los programas, Ravela señaló que “seguimos teniendo programas muy cargados de contenidos, muy enfocados en las asignaturas que en general tiene el foco en los temas y no en el uso socialmente relevante de ese conocimiento. Un curriculum muy centrado en la enseñanza con ausencia casi total de definición, a excepción de los planes de estudio de la UTU. En Primaria y en Secundaria la definición de qué es lo que esperamos de aprendizaje de los estudiantes en determinado nivel prácticamente no existe. Eso genera problemas porque seguimos pensando desde las disciplinas”, afirmó.