Era el hombre de consulta para quien quisiera conocer de medios de comunicación en general y de radio en particular. Barbero fue un libro abierto. Siempre dispuesto a repartir conocimiento, a contar sus experiencias, no se guardó nada. Falleció este lunes con 97 años.
Condujo programas de radio, escribió guiones para radio y teatro, comentó fútbol con Carlos Solé y para la BBC, fundó una agencia de publicidad, fue columnista de El País, escribió un libro.
Con cinco años, Barbero escuchó la primera trasmisión de radio en 1922, realizada por Emilio Elena y Claudio Sapelli.
El 13 de julio de 1930 vio el primer partido y el primer gol de la historia de los mundiales. “Fue en la vieja cancha de Peñarol, en los Pocitos. Francia ganó 4 a 1 a México y tuve la suerte de ver el primer gol de los mundiales que marcó Lucien Laurent a los 19 minutos”, contó en una nota a 180 en 2010.
Cinco días más tarde, estuvo en la inauguración del Estadio Centenario. Fue en el 1 a 0 de Uruguay sobre Perú. “Ganamos pero la pasamos fatal por un puntero que se llamaba Lavalle. Un negrito que era un diablo y enloqueció a todos”, recordó.
El 30 de julio, cuando se jugó la final del mundo entre Uruguay y Argentina, Barbero volvió a estar en el Estadio. “Teníamos una nerviosidad que no se calmaba con nada. Lo vi desde el segundo sector de la Olímpica con mi familia y con la de mi gran amigo vocacional del periodismo, Hugo Alfaro”, dijo.
El “Pibe Raúl”, como lo llamaron cuando empezó en la radio, hizo de todo. Comenzó en CX32, en ese momento Radio Águila, donde alquiló un espacio con un canje de la sastrería Goes Palace. Allí libretaba, creaba los avisos y cantaba.
Más tarde creó guiones para programas memorables de la radio y para radioteatros emblemáticos. A lo largo de su vida escribió más de 200 libretos y guiones.
Comentó fútbol con Carlos Solé, a quien acompañó en el Mundial de Inglaterra 1966, y para la BBC. También comentó básquetbol.
En 1955 fundó con su amigo Luis Caponi Ímpetu Publicidad. Barbero se había ido de Cruz propaganda porque cobraba poco y junto a Caponi se embarcó en el nuevo proyecto. “En aquel 1955, el gran diferencial de la agencia fue que pasó del aviso suelto a la planificación. Los colegas iban a ver al anunciador y le vendían el “avisito”, el “reclame”. Algo puntual, no estructurado en un plan concreto”, contó en el sitio armandolveira.blogspot.com.
“A quien primero le hablamos de una estrategia fue a José Mutio, de Bodegas Santa Rosa. Le presentamos una batería de trabajos y planificación y tuvo un impacto brutal. Era un plan trimestral completo: gráfica, cine, estadio. No lo podía creer. Teníamos un muy buen equipo: Washington Guadalupe como director de Arte; Aníbal Mainardi, que luego estuvo con Amarelle; Sergio Patalagoity, que con dieciocho años estaba comenzando en arte; y como directores Luís Caponi y yo”, agregó Barbero.
Hasta hace pocos años fue columnista de El País. Con los seudónimos Pepe Vinacho y Rebar escribía en las secciones Según pasa el tiempo y Buenos días.
Barbero también escribió el libro De la galena al satélite. Crónica de 70 años de la radio en el Uruguay (1922-1992).
Prolífico y brillante, Barbero es parte de la mejor historia de los medios uruguayos.
Alguna vez dijo: “A veces me desespero pensando que uno se va a morir con una incultura bárbara. Yo miro esa biblioteca (señala con la mano a su derecha) y la que tengo en el fondo y es impresionante todo lo que tengo para leer y todo lo que tengo que aprender. Siempre digo: ¡que me quiten lo bailado!”.
