Nuevo método para prever contaminación en cursos de agua

El Laboratorio Tecnológico del Uruguay, la Facultad de Ciencias y el Instituto Clemente Estable desarrollaron nuevos métodos de detección que permiten predecir el riesgo de floración de cianobacterias y algas potencialmente tóxicas en los cursos de agua.

Actualizado: 13 de octubre de 2014 —  Por: Redacción 180

Nuevo método para prever contaminación en cursos de agua

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Con base en un informe de Gabriel Farías, de No toquen nada.

El Proyecto Algas duró dos años y tuvo un costo de 175.000 dólares financiado por el Programa de Medio Ambiente del LATU y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.

La investigación se hizo sobre seis puntos de los ríos Uruguay y de la Plata: Salto, Fray Bentos, Carmelo, Colonia, Montevideo y Punta del Este.

La responsable científica del proyecto por el LATU, Diana Míguez, explicó a No toquen nada que se propone aplicar métodos modernos de biología molecular que permiten adelantarse a lo que ocurra en el curso de agua.

“Con las metodologías por biología molecular nosotros podemos evaluar el gen que es responsable de producir la toxina. A veces se expresa y a veces no, entonces estamos previniendo porque tenemos el tiempo que nos da el que quizá no se exprese; mientras que si uno mide la toxina que ya está en el río, ya está la floración, ya es tóxica. Pero podría estar el alga y no tener la toxina todavía pero tener el gen, entonces uno puede ir tomando precauciones, se adelanta un poco más a lo que puede estar pasando en el ambiente”, señaló.

Según comunicaron los investigadores “luego de dos años de trabajo, se cumplieron los objetivos del proyecto al disponer de nuevas técnicas para la detección, el monitoreo y la predicción de floraciones de fitoplancton nocivo en dos de los principales cursos de agua del Uruguay. La formación de este tipo de floraciones es producto del exceso de nutrientes liberados hacia los cursos de agua desde actividades industriales, agronómicas y domésticas. Sus toxinas pueden afectar la salud de las personas expuestas a ellos y dañar los ecosistemas acuáticos”.

Este nuevo método significa un avance a los monitoreos que está realizando en la actualidad, por ejemplo, la OSE.

“La OSE tiene métodos que son más clásicos de determinación. Microscópicamente ven si existen o no tipos de algas o lo mandan a analizar acá para hacer el análisis de la toxina. Una vez que ya se produjo es distinto porque ya está la toxina, o no, parece que no hay toxina pero está el gen y capaz que al día siguiente sí se produce la toxina, y uno no va a estar sacando muestras todos los días”, explicó.

La investigadora dijo que querían hacer este aporte para que los tomadores de decisión elijan en base a los últimos desarrollos científicos que hay en la materia. Es una actualización de lo que ya existe y recomiendan un protocolo de actuación.

“Si este sistema se adopta los investigadores dentro de la Dinama o de las instituciones que tengan que tomar acción pueden con pocas medidas ya tener una idea de si existe o no el riesgo potencial de generarse la floración, entonces podrían mandar mayor cantidad de muestreos en esa época o tomar algunas acciones preventivas”, expresó Míguez.

La investigación culminó con un protocolo de actuación que facilita la tarea de decisión de los organismos encargados del monitoreo de la calidad del agua. Ahora tienen a disposición un protocolo que indica las medidas a tomar si se dan ciertas condiciones ambientales, antes de que el problema de toxicidad aparezca.

Los tomadores de decisión también podrían desarrollar con la información generada una aplicación para teléfonos inteligentes o ceibalitas que facilite el monitoreo.

El proyecto no buscaba hacer un diagnóstico de la situación pero fue necesario hacerlo para validar el protocolo de actuación.

La investigadora dijo que el diagnóstico no es novedoso: ya se sabía que la zona que tiene más problemas es la zona del embalse de Salto Grande, que por estar embalsada el agua tiene mayor riesgo de tener floraciones. Hubo alguna detección a nivel de Colonia y en el estuario del Plata.

Míguez dijo que no es una situación alarmante pero "marca un terreno en el que hay que actuar para evitar que prosiga la tendencia dado que hay mayor industrialización".

Otros estudios

Según una investigación de la ONG Vida Silvestre y la organización Asesoramiento Ambiental Estratégico, la mayoría de los ríos, lagos y embalses del país están contaminados.

La investigación analizó 35 estudios (publicaciones científicas, informes técnicos, tesis de posgrado y de grado) publicados entre 2007 y 2011. En total se relevaron 151 sistemas acuáticos.

En conjunto el 70% de las fuentes de agua tienen elevadas concentraciones de fósforo y el 40% tienen floraciones nocivas de fitoplancton.

La revisión bibliográfica incluyó estudios sobre 49 ríos. El 94% fueron clasificados como eutróficos (elevadas cantidades de nutrientes en el ambiente).

Otra revisión bibliográfica realizada por la Sección Limnología del Instituto de Ecología de la Facultad de Ciencias concluyó que todos los embalses y lagunas del país estudiados presentan niveles de fósforo que superan la normativa y la mayoría están muy comprometidos por el alto nivel de cianobacterias potencialmente tóxicas.

El fósforo, originado principalmente por la producción agropecuaria, es el factor que estimula el crecimiento de cianobacterias y algas, algunas tóxicas.

La normativa vigente establece que el máximo de fósforo permitido en los ecosistemas acuáticos debe ser de 25 microgramos por litro.

Los ecosistemas con los niveles más altos de fósforo -en el entorno de 1.000 a 3.000 microgramos por litro- son los ambientes de la cuenca del Río Santa Lucía.

El siguiente ecosistema más comprometido es el Río Negro, cuyos niveles están entre los 100 y 500 microgramos de fósforo por litro de agua.