Elegante, señorial, distinguido. Pero también letal, depredador, mortífero. Así anda por las canchas Zalayeta. Gracias a él, Peñarol anda por el Apertura con ganas de pelear hasta el final.
Peñarol venció a Atenas en un partido raro. El Carbonero tuvo para definirlo mucho antes pero debió padecer un período de zozobra para luego liquidarlo sobre el cierre con un cabezazo y una definición de lujo.
Mientras la gente pide por la Sudamericana desde la tribuna, el equipo en la cancha salió a cumplir con el Apertura. Fossati paró el equipo con Diogo y Alejandro Silva bien adelantado por las bandas y a los siete minutos tuvo sus réditos. Una buena combinación de Diogo y Jorge Rodríguez derivó para Zalayeta que marcó el 1 a 0.
Atenas no podía controlar los desbordes de Peñarol por las bandas. Cada ataque por los extremos era un dolor de cabeza para los de Maldonado. Sobre los 14, el desborde por la derecha de Zalayeta terminó con el segundo gol del Japo.
No había oposición de Atenas. Era impotente el equipo de Arias para detener el ataque Carbonero. Hernán Novick, Zalayeta y Rodríguez hacían estragos y disimulaban a un imperfecto Antonio Pacheco, extrañamente errático en los pases. Peñarol desaprovechó varias posibilidades para marcar el tercero y liquidar el juego.
Perdido por perdido y con valentía, Atenas fue en el segundo tiempo con ganas de ponerse a tiro.
Se acercó Atenas con insistencia hasta que un penal convertido por Santiago Barboza. Tras el descuento, el equipo de Arias se creyó que era posible el empate y se arrimó contra el arco de Migliore con más ilusiones que posibilidades concretas. Tuvo un par de tiros libre cerca del área que ejecutó mal.
Fossati armó el mediocampo con tres volantes de marca para tratar de cerrar su arco y Píriz le abrió el de enfrente con un cabezazo que liquidó el partido. Un par de minutos después Zalayeta hizo el cuarto.
Peñarol ganó. Y sigue vivo. Gracias a un jugador tan elegante como voraz.