Sólido atrás y contundente adelante, Nacional sigue en racha. Luce seguro como equipo, convencido de una idea que aplica y que le da resultados. Su sistema madre es el 4-2-3-1, con extremos veloces y el temible Iván Alonso adelante.
El técnico, Álvaro Gutiérrez, transmite seguridad desde afuera y los jugadores se muestra concentrados adentro. Se toma en serio los partidos, sea quien sea el rival. Con la misma disposición que goleó a Danubio fue al Domingo Burgueño a enfrentar a Atenas.
En lo previo se vio en Maldonado un espectáculo infrecuente en el fútbol uruguayo. El departamento se movilizó ante la posibilidad de ver a Nacional, el campo estuvo a la altura y Atenas enfrentó a un grande como local.
A la hora del juego las diferencias fueron demasiado grandes. Atenas no le pudo ni siquiera hacer cosquillas a su rival. Bien organizado, el Tricolor basa su dominio en el control que ejerce sobre los rivales en la mitad de la cancha. Ahí Gonzalo Porras y Diego Arismendi pasan por un gran momento. Ofrecen una versión de volantes mixtos que se complementan a la perfección. Ellos son el corazón del equipo. A la hora de la marca retroceden con el rival para cubrir los espacios y a la hora de atacar avanzan con sus compañeros.
El resto del equipo también hace su parte. Protegidos por los volantes, Rafa García y Diego Polenta se mueven en un espacio reducido de metros y lo hacen bien, con sentido de ubicación y marca. Mientras que adelante, el cuadro está diseñado para hacerle el juego a Alonso en base a la velocidad de los extremos. El punto más bajo es Ignacio González, quien no se encuentra en el campo.
De Pena y Giménez marcaron el camino de movida y Alonso a los 10 minutos ya había marcado, aunque su gol fue mal anulado por el línea.
Atenas intentaba correr y generar un circuito de juego por izquierda. Pero se quedaba sin aliento cuando se acercaba al área de Munúa. De todas formas, las principales limitaciones del equipo de San Carlos fueron en defensa. No pudieron detener a los extremos y mucho menos achicar con acierto.
A los 32 Alonso picó habilitado ante el fallido intento de la defensa local para dejarlo fuera de juego y definió ante la salida del arquero. En la línea De Pena aseguró el gol.
Seis minutos más tarde Alonso recibió de espaldas al arco, giró y metió un pase para De Pena, que también pico habilitado por un defensor, enfrentó al arquero, lo desairó con un enganche y puso el 2 a 0.
En ese momento Fernando Falce pudo haber llamado a los capitanes y decirle que se terminaba. Nadie se hubiera quejado. Nacional hizo la plancha mientras Atenas buscaba sin fuerzas ni ideas.
Así, entre uno que no quería y otro que no podía, se fue un partido en el que los de Gutiérrez demostraron que no hay concesiones para ningún rival.
