Zanahoria, un “thriller periodístico” de acá

Una ficción basada en hechos reales sucedidos en el Uruguay de octubre de 2004, con las elecciones que llevaron al Frente Amplio por primera vez al poder. Así define Enrique Buchichio su segunda película, protagonizada por César Troncoso, Martín Rodríguez y Abel Tripaldi, que estrenó el fin de semana pasado con buena respuesta de público.

Actualizado: 19 de setiembre de 2014 —  Por: Mauricio Erramuspe

Zanahoria, un “thriller periodístico” de acá

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¿Cómo llegaste a decidir que en la historia había una película?

Llegué a la historia por casualidad, leyendo la crónica porque me la recomendaron. La leí, me atrapó por completo y me pareció fascinante en muchos sentidos. Y al poco tiempo me puse a pensar en la posibilidad de convertirlo en película, hacer una adaptación, un guion.

Había varios temas que me interesaban. Por un lado el vínculo de estos dos periodistas con un informante, un poco a la manera que lo contaba Todos los hombres del presidente, aquella película sobre el 'caso Watergate'. El subgénero del thriller de periodistas me gusta mucho y me daba la posibilidad de hacer algo así, a la uruguaya.

Además vos sos periodista, conocés ese mundo.

Sí. Yo no soy un periodista de investigación pero tengo las bases y me pude identificar muy fácilmente, sobre todo con el oficio y las necesidades de acercarse a una verdad que en caso de llegar a sus manos era muy fuerte como primicia.

Por otro lado había otros elementos de la historia que me atrajeron mucho. La posibilidad de trabajar con un género que es algo poco frecuente en el cine uruguayo. También abordar la temática de los Derechos Humanos y lo que nos dejó la dictadura desde una óptica nueva, diferente.

¿Qué diferencias viste en el trabajo para esta película y la anterior, El cuarto de Leo?

Este proceso tuvo una mayor maduración previa desde que encontré la historia, que fue a comienzos de 2005 hasta que escribí la primera versión del guion, en 2010. Pasaron cinco años pero en el medio estaba generando la otra película. No sentí que haya sido engorroso ni largo, fue como madurando en paralelo con la otra y una vez que estaba estrenada El cuarto de Leo, nos pusimos a trabajar de lleno en esta.

Creo que las mayores diferencias pasaron en todo caso a nivel personal, como director y guionista, al trabajar con un tema mucho más complejo. La otra película estaba más concentrada en la peripecia de un personaje y era más personal, intimista y controlable. Ahora el tema es más complejo y además había un coprotagonismo de tres personajes, con todo lo que eso implica respecto a sus particularidades y cómo dosificar el ritmo y el desarrollo de cada uno a lo largo de la historia.

Otro detalle para mí era ser mucho más riguroso desde la dirección con el material. Un poco porque lo pedía el género y otro poco porque como desafío me había planteado hacer una película narrativamente más sólida, más elaborada.

¿Creés que lo lograste?

- Yo estoy muy contento más allá de que nunca estoy conforme del todo. Es una característica personal. La vuelvo a ver y ya sé que hay cosas que debería haber hecho de otra forma, que cambiaría. Pero bueno, una película también es lo posible, lo que se pudo hacer en su momento, con mis capacidades, con los aportes del equipo... Yo estoy muy contento, creo que es una película que logra contar lo que cuenta, generar algún tipo de reflexión en el espectador y conmover más allá de las subjetividades de cada uno. Eso no es poca cosa.

En ese sentido, ¿cómo ha funcionado en estos primeros días de exhibición?

Los comentarios en general han sido buenos. De hecho el primer fin de semana estuvimos acompañando la exhibición en algunas salas, yendo a saludar al público con los actores, agradeciéndoles por ir. Algunos salían como muy conmovidos, para algunos sigue siendo un tema difícil de abordar.

Hay gente que sale copada de la recreación que se hace de las elecciones de 2004, el clima que se vivía esos días que es el trasfondo de la película.

En general la respuesta está siendo muy buena. Tuvo un lindo arranque a nivel de cifras de espectadores, con varias funciones llenas. Eso está buenísimo.

En las últimas semanas, a raíz del caso de Avant y otras películas uruguayas, se ha dado una polémica por la falta de apoyo que tienen las obras al llegar a las salas.

- Creo que toda película tiene derecho a llegar a las salas y a su público. Después hay una realidad que es que hay un mercado, que es cruel, implacable, en el sentido de que los números mandan, lamentablemente. Lo que debería existir es un circuito alternativo para las películas uruguayas, donde se asegure una permanencia con tranquilidad, donde los productores y los directores no tengamos que estar mirando las cifras de cada semana para saber qué nos va pasar en la siguiente, si seguiremos en cartel o no.

En la medida en que la única ventana de exhibición sean las salas comerciales, competimos con Relatos Salvajes o con el próximo tanque de Hollywood, y el distribuidor y el exhibidor podrán tener según su cintura y simpatía más o menos tolerancia, pero va a llegar el momento en que van a necesitar la sala para una película que va a vender más entradas. Es así.

En la medida en que el cine uruguayo no sea un tanque como lo es Relatos Salvajes, parecería que estamos lejos de eso, en un circuito exclusivamente comercial vamos a correr en desventaja. Alguna vuelta habrá que encontrarle. Hay un cuello de botella que hay que resolver porque si no, toda la producción que se está fomentando está condenada a verse fuera de las salas de cine.