Con las ganas no alcanza

Peñarol empató 2 a 2 con el Deportivo Cali. Carlos Núñez y Marcelo Zalayeta marcaron los goles. A pesar de que estuvo dos veces en ventaja, el Carbonero no pudo ante un rival que cuidó la pelota y dominó el juego. El ingreso de Alejandro Silva potenció al equipo, que ahora deberá ganar en Cali para seguir en la Copa.

Actualizado: 17 de setiembre de 2014 —  Por: Diego Muñoz

Con las ganas no alcanza

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Peñarol cierra los ojos y va. Jugado a un pelotazo contra el área del Cali o a una proyección salvadora de Silva, encargado de revitalizar al equipo, busca el gol de la victoria. La gente ruge en las tribunas, Fossati protesta todo, los jugadores hacen su último esfuerzo. Pero no alcanza. El juego se impone a las ganas, el cerebro a los músculos, la lucidez al desatino.

El final del partido ante el Cali es una buena síntesis de cómo está Peñarol. Al equipo se lo nota ofuscado, colérico, alterado. Ni bien surge el primer contratiempo en el partido los síntomas del malhumor se vuelven evidentes. No habían pasado tres minutos que Fossati ya estaba haciendo ampulosos gestos por una jugada en la que el juez no vio lo mismo que él. Suena desproporcionado.

Igual de tenso luce el equipo en el campo. Desenfocado, protesta todo y pierde de vista el objetivo. Cuando tiene la pelota no lastima y cuando lo atacan sufre. Aferrado a la línea de tres como un ferviente católico a su Biblia queda sin posibilidades de reacomodarse aunque el partido lo reclame a gritos como sucedió frente a los colombianos.

Después de una buena corrida de Núñez y un centro que Zalayeta cabeceó mal, la noche se comenzó a complicar. Con el típico control de balón y toque lateral del fútbol colombiano, el Cali dominó conceptualmente a un Peñarol que solo atinó a correr detrás de la pelota. Tanto era el esfuerzo carbonero por recuperar que cuando lo hacía, a 70 metros del arco rival, se quedaba sin aire para distribuir. En el medio la visita hizo lo que quiso. Aprovechó que Fossati colocó a Sebastián Píriz como único volante de contención y se dedicó a manejar el balón con los cinco futbolistas que cubrían ese sector.

Andrés Rodales y Diogo Silvestre debían retroceder pero como su fuerte no es la marca perdían cada vez que los ágiles colombianos corrían por las bandas.

El partido se jugaba en territorio carbonero y como quería el Cali. El balón siempre estaba en poder de los vestidos de blanco que con toques cortos y triangulaciones por las bandas no lo cedían.

Peñarol puso garra, entrega, corazón. Pero no generó juego asociado, desdoble por los extremos, ni jugadas individuales. Apenas contó con una doble chance de Antonio Pacheco luego de un error del arquero Hurtado.

El inicio del segundo tiempo fue distinto. Núñez se metió más en el partido y en dos minutos llegó tres veces. En la última, Núñez la bajó en el área y puso el primero.

Gol de Núñez en #futbolx180

Pero el Cali parece diseñado con frialdad de francotirador. Inalterable, mantuvo las formas, como convencido de que ese era el camino para llegar al gol. Lo corroboró a los ocho cuando Diogo Silvestre habilitó a Sergio Herrera y este definió dentro del área para el 1 a 1.

Peñarol siguió peleando y el Cali jugando. Mosquera y Pérez controlaban la mitad de la cancha y un endiablado Carlos Rivas hacía estragos por las puntas. Pero en un súbito arrebato, Zalayeta se vistió de súper hombre y tras comenzar una jugada a la salida de su área, la definió con un cabezazo majestuoso en la entrada del área rival.

Gol de Zalayeta en #futbolx180

A pesar de estar en ventaja y de las abismales diferencias de velocidad entre el ataque del Cali y la defensa de Peñarol, el carbonero no tomó recaudos. Mantuvo su línea de tres final y el equipo colombiano aprovechó los espacios otorgados por la falta de hombres aurinegros en retaguardia. A los 69 Rivas recibió un pase cruzado y castigó con un tiro que se metió contra el palo derecho de Migliore.

Ya con Alejandro Silva en el campo, Peñarol recargó juego por la derecha. El muy buen ingreso del ex Fénix despertó al equipo y obligó al Cali a retroceder en el campo. Pero no pudo desnivelar.

Sobre el final Hurtado le tapó un tiro a Juan Manuel Olivera, quien ingresó por Núñez.

Peñarol jugó mal de nuevo. El ímpetu no disimuló los defectos en la estrategia y en el campo. Superado por su rival, empató por tercera vez consecutiva y va a Cali obligado a ganar para pasar de fase.