Rosito se había subido una sola vez a un escenario. Fue en Polo Prado, en las Noches sabineras. Allí, los músicos de Sabina se presentaron para cantar canciones del intérprete y luego hicieron subir a parte del público. Una de las personas que subió fue él.
La segunda fue el sábado pasado, en el escenario montado en la iglesia San Lorenzo de Úbeda, el pueblo andaluz en el que nació Sabina, para interpretar “Así estoy yo sin ti” y “Corre, dijo la tortuga”. Fue en el marco del concurso “Sabina por aquí”, un concurso de covers organizado por el colectivo Peor para el sol y la fundación Huertas de San Antonio con la idea de fortalecer la unión entre Sabina y Úbeda y de recaudar dinero para reconstruir la iglesia que está en malas condiciones.
“Me enteré por la página de Facebook Ciudad Sabina, porque casi no hubo difusión”, contó Rosito desde España a 180. “La iniciativa me encantó. Pero por el hecho de grabar. De trabajar. Grabé seis o siete canciones en el celular. Quería ver cuál estaba mejor. Cuál quedaba más completa”, agregó.
Luego compró un micrófono profesional y un interfaz de audio, que tenía pensado adquirir desde hacía tiempo, y las grabó en mejor calidad. “Algunos contactos me ofrecieron estudios de grabación pero yo preferí hacerlo en casa, con el tiempo necesario para grabar y para hacer los arreglos”, dijo Rosito, quien es licenciado en Comunicación.
Había que enviar tres canciones, en formato audio o video, y entre todos los participantes se elegirían a seis para participar en la final. Uno de ellos fue el uruguayo, que grabó “Así estoy yo sin ti”, “Corre, dijo la tortuga” y “Esta boca es mía”.
Rosito pidió licencia en su trabajo, sacó pasaje para España y comenzó a preparar la presentación. “Justo se dio que en esa época conocí de casualidad a un profesor de canto, porque le di una mano a una chica española. Y recurrí a él, que trabajó más en los sicológico que en la voz. Aposté a la puesta en escena. Aprendí a conectarme con las emociones de la canción, a transmitir más que la voz a la hora de cantar. Por lo que me dijo el jurado eso fue lo que más le gustó”, explicó.
Tras dos meses de ensayos y nervios, el uruguayo se tomó el avión y llegó a Gandía, donde está parte de su familia. Con ellos viajó a Úbeda para la presentación del sábado. Ese día los seis finalistas fueron a la casa donde nació Sabina y descubrieron una placa. Luego hicieron la prueba de sonido y sortearon el orden de los participantes.
El evento comenzó con un video de Sabina.
Rosito fue el primero en subir. Entre el público estaban sus hermanas, su cuñado y sus sobrinos, quienes se fueron a España en la crisis del 2002. “Le dije a mi sobrina Valentina que se pusiera a un costado. Que si me ponía nervioso la iba a mirar. Pero lo disfruté. Cuando bajé del escenario entré en shock. Quedé loco de la emoción, abracé a mi familia. Lloramos todos. Fue mucho más fuerte eso que ganar, porque había logrado algo increíble”, contó el uruguayo, que quiso agradecer a sus padres y a su hermano que están en Uruguay. "Pensé mucho en ellos", dijo.
El jurado lo eligió ganador. Recibió 1.000 euros, un trofeo en cerámica de un alfarero de prestigio nacional y grabará una maqueta en el estudio de Sabina en Madrid.
Mientras disfruta de las últimas horas en la tierra de Sabina, Rosito agradece al primo del cantante y a los integrantes de Peor para el sol, quienes lo alojaron tras el evento. “Me trataron como si fuera de su familia. No sabés lo que estoy viviendo. No lo puedo creer. Es todo muy loco. Estoy muy emocionado”, finalizó.
