Por la tarde, el pontífice argentino debía recibir a medio centenar de futbolistas, en su gran mayoría católicos, pero también de otras religiones.
Debía dirigirles un mensaje exaltando al fútbol como medio de promoción social y como instrumento de paz y de diálogo interreligioso.
Según fuentes vaticanas, el papa no estará sin embargo en el estadio y no tiene previsto seguir el partido por televisión.
"Es una nueva apuesta del papa por la paz", había explicado el exjugador argentino Javier Zanetti, ferviente católico, que fue el promotor de esta idea nacida en un encuentro con el papa en 2013.
Este partido forma parte de la estrategia de "diálogo" del papa Francisco, en el momento en que varias guerras tienen motivaciones interreligiosas (Irak, Siria) y dividen incluso a las comunidades cristianas (Ucrania).
Jorge Bergoglio, seguidor del club San Lorenzo de Buenos Aires, señaló en varias ocasiones la responsabilidad de los jugadores con respecto a sus jóvenes aficionados, llamándolos a distanciarse del mundo del dinero y de la publicidad y a ser modelos en el plano ético.
Los jugadores que participan en el partido han "suscrito un manifiesto" por el que se adhieren a los valores de paz, tolerancia religiosa y diálogo.
La lista definitiva de los participantes no ha sido publicada. El argentino Ezequiel Lavezzi, el italiano Gianluigi Buffon, el camerunés Samuel Eto'o, el francés David Trezeguet, el alemán Mezut Özil o el israelí Yossi Benayoun estaban anunciados.
Antiguas estrellas como los "Balones de Oro" Roberto Baggio (Italia) y Andrey Shevchenko (Ucrania) debían viajar a Roma, mientras que muchos barajaban la presencia de Diego Maradona.
La presencia de jugadores israelíes provocó la ausencia del egipcio Mohamed Aboutrika, que rechazó jugar con "sionistas".
Los fondos irán a un proyecto educativo querido por el papa Francisco en Buenos Aires, "Una alternativa de vida", que apoya a niños desfavorecidos.
(AFP)
