Marina crece en las encuestas y amenaza a Dilma

La ecologista Marina Silva, que revolucionó la campaña electoral en Brasil al convertirse inesperadamente en candidata a la presidencia con chances de arrebatar el cargo a Dilma Rousseff, navegó con firmeza y comodidad aunque sin ideas concretas su primer debate televisivo.

Actualizado: 27 de agosto de 2014 —  Por: Redacción 180

Marina crece en las encuestas y amenaza a Dilma

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Un sondeo de la empresa Ibope señala que Marina Silva, de 56 años, lidera por nueve puntos la intención de voto para ser electa presidenta en octubre, en una eventual segunda vuelta contra Rousseff con 45% contra 36%.

En la primera vuelta, Rousseff, una exguerrillera de 66 años del Partido de los Trabajadores (PT), se mantiene aún primera, con 34% contra 29% para Silva y 19% para el socialdemócrata Aecio Neves (PSDB), según la encuesta divulgada en la noche del martes.

Silva asumió la candidatura a la presidencia por el Partido Socialista (PSB) la semana pasada, tras la muerte del presidenciable Eduardo Campos, su compañero de fórmula, en un accidente aéreo.

Aunque siempre quiso ser candidata a la presidencia en 2014, la ecologista no había logrado las firmas necesarias para registrar su partido Red Sustentabilidad en la justicia electoral, por lo cual decidió en 2013 acompañar a Campos, del PSB, como su candidata a vice.

"Pobre y negra"

En su primer debate de la campaña electoral celebrado entre los siete presidenciables en la televisión Bandeirantes en la noche del martes, Marina Silva se mostró firme y determinada, criticando con fuerza a Rousseff y Neves pero también admitiendo algunos logros del PT, que integró en el pasado, como el programa de distribución de renta "Bolsa Familia" para permitir romper con el círculo vicioso de la pobreza.

Rousseff lidera "un gobierno cuasi cinematográfico", ajeno a los mayores problemas del país como la salud, la educación y la seguridad, y con "errores evidentes como la elevada inflación y el bajo crecimiento", afirmó Silva en el debate, que duró tres horas.

"Soy coherente con mi deseo de cambiar y tener una nueva política brasileña (...) que combata la vieja polarización que desde hace 20 años es un verdadero atraso para nuestro país", añadió la ecologista, a la conquista de votos de indecisos y críticos de la política tradicional, en referencia a los gobiernos del PT y del PSDB.

Marina Silva ha prometido ser la primera presidente "pobre y negra" de Brasil, lo cual le ha valido que algunos analistas la llamen "Lula con faldas" al compararla con el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), un exobrero metalúrgico que también fue alfabetizado en la adolescencia.

Criada en una comunidad de recolectores de caucho en la Amazonia, fue compañera de lucha del líder amazónico Chico Mendes, asesinado en 1988, y aprendió a leer y escribir a los 16 años, pero consiguió escapar de la pobreza, se graduó como profesora de Historia y luego fue electa senadora y ministra de Medio Ambiente del gobierno Lula.

En 2010, Silva ya fue candidata a la presidencia por el Partido Verde y sorprendió al conquistar casi 20% de los votos en la primera vuelta.

"Tenemos que hacer más"

Durante el debate, Rousseff evitó confrontar directamente a Silva y defendió las medidas adoptadas por su gobierno tras las masivas manifestaciones de 2013, como el programa "Más Médicos" que colocó a "14.462 médicos en más de 3.800 ciudades, con una cobertura para 50 millones de personas sin acceso a la salud", o una nueva ley que destinará un 75% de las regalías del petróleo a la educación y un 25% a la salud.

"Hicimos mucho pero tenemos que hacer más", dijo Rousseff a Bandeirantes justo antes de empezar el debate, en el cual mostró la carta de la experiencia.

Ambas rivales vestían de blanco, Rousseff más clásica con un collar de perlas, Marina Silva más étnica y moderna, con un collar de grandes piedras negras y lentes de armazón roja.

Neves, del PSDB, apoyado por una mayoría del sector empresarial e industrial, se concentró por su lado en atacar el débil desempeño económico del país en los últimos cuatro años, en momentos en que el mercado pronostica un alza del PIB de apenas 0,7% en 2014. "Precisamos un gobierno que controle la inflación y permita a Brasil volver a crecer", afirmó.

"Mi gobierno generó más empleos en 3,8 años que el de ustedes en ocho años", retrucó la presidenta, que insistió en que los logros económicos de su gobierno se verán en un segundo mandato.