Singer comentó que el simbolismo se ve desde el primer momento ya que como motivo oficial para su visita, Francisco eligió la conmemoración de los 50 años de la reunión entre el papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla, Atenágoras, de la Iglesia Ortodoxa griega.
Ese hecho es recordado por haber sido la primera vez en 500 años que se reunían los dos altos mandos de ambas vertientes de la Iglesia cristiana.
Añadió que la visita se da unas semanas después de que Hamás y Fatah acordaran un gobierno nacional.
Este suceso impactó en la suspensión de las conversaciones de paz entre Israel y Palestina.
"El papa vino a traer un mensaje de paz, de conciliación de las partes", afirmó.
"Francisco enfatizó mucho el apoyo que vino a dar a los palestinos con varios gestos como mencionar las palabras 'Estado de Palestina' que en Israel es casi un tabú", dijo Singer.
Comentó que el pontífice planteó sobre la mesa la posición oficial de la Iglesia en este conflicto: un Estado para cada pueblo.
Otro hecho que Singer consideró simbólico fue que Francisco realizara un vuelo directo desde Amman, Jordania (donde empezó la gira) hacia Belén (Palestina).
Explicó que, por protocolo, los jefes de Estado suelen ir de Amman a Israel.
El papa, en cambio, "entró por la puerta de atrás a Israel o, directamente, reconoció que se puede doblar de Ammán a Palestina sin necesidad de pasar por Israel", comentó.
Mientras recorría Belén en el papamóvil, Francisco ordenó detener el coche y se paró frente al muro que divide a la ciudad con Jerusalén.
Pudo ver una inscripción que decía "Free Palestine" (Liberar a Palestina).
"Se detuvo frente a ella y realizó algo que no estaba agendado: apoyó su cabeza sobre la inscripción por unos minutos", indicó.
Esta acción, según el corresponsal, la "compensó" más tarde cuando aceptó la invitación del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, de visitar el monumento que recuerda a las víctimas del terrorismo.
"De esa manera, logró mantener el equilibrio sin dejar de dar su mensaje, sin enojar a ninguna de las dos partes", explicó Singer.
Pero, seguramente, el gesto más simbólico fue el de ofrecer su casa, el Vaticano, para oficiar de anfitrión de las oraciones de paz entre Mahmud Abbás y Shimon Peres, presidentes de Palestina e Israel respectivamente.
Ambos aceptaron rápidamente y, según trascendió, el encuentro será el 6 de junio.
Actualizado: 04 de agosto de 2014 — Por: Redacción 180

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