Bienvenido viejos tiempos

La decisión que tomó la Mesa Ejecutiva de fijar el Estadio Centenario para el partido de Liverpool-Peñarol dejó en un segundo plano la definición del Clausura y la Anual.

Actualizado: 04 de agosto de 2014 —  Por: Redacción 180

Bienvenido viejos tiempos

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A dos fechas del final del campeonato todo está por resolverse.
En el Clausura pelean mano a mano Peñarol y Wanderers mientras que en la Anual el bohemio lidera con un punto de ventaja sobre River y dos sobre Danubio.
Pero de eso no se habla.
Porque volvió la AUF manejada por los "vivos", los ventajeros.
La AUF en la que las definiciones turbias sin explicación son moneda corriente.
Porque al juego lo dejó en un sitio residual la penosa y discriminatoria decisión de la Mesa Ejecutiva de fijar el Centenario para que allí jueguen el domingo Liverpool y Peñarol.
A pesar de que en este mismo campeonato la Mesa actuó bien distinto ante temas iguales.
Hace poco más de un mes fijó el Franzini para Liverpool-Nacional y 15 días atrás fijó el Tróccoli para Fénix-Peñarol, partido que por recomendación policial finalmente se jugó en el Estadio.
En medio de este episodio me pregunté qué se diría si Sebastián Bauzá siguiera como presidente de la AUF.
Y sospecho que muchos lo estarían culpando por este embrollo.
La Mesa Ejecutiva, que debería estar integrada por dirigentes neutrales, actuó por conveniencia y le pasó factura ni bien pudo al presidente de Liverpool, José Luis Palma.
Los integrantes de Miramar, Cerro y Racing, clubes entregados de pies y manos a Francisco Casal, están parados en la vereda opuesta a la de Palma e incluso Cerro y Racing, se beneficiarían con una derrota de Liverpool ya que son rivales directos en el descenso.
Mientras, el representante de Peñarol priorizó la conveniencia de su club y el de Nacional apoyó con la intención de que no se vuelva regla que un club chico saque al grande del Estadio.
Porque Nacional acompañó esta injusticia.
Sus hinchas, que por estas horas vuelven a visualizar todas las fuerzas del mal alineadas contra el club, deberían tenerlo en cuenta.
Nacional votó junto con Peñarol para sacar ventaja de futuro.
Palma actuó con inteligencia.
Su equipo está en peligro de descenso y buscó minimizar el beneficio que representa para Peñarol jugar en el Estadio.
Lo hizo con el reglamento y, amparado en el único punto que lo podía beneficiar, puso precios desorbitados para que vayan la menor cantidad de hinchas posibles.
La postura del presidente de Liverpool cada vez que es local ante Peñarol o Nacional varía según la situación.
Si debe enfrentar a un grande y su equipo no juega por cosas importantes prioriza la recaudación y lleva el partido al Estadio.
Pero si necesita los puntos prioriza el plano deportivo.
La decisión de fijar precios tan altos como en su momento propuso Peñarol que se pudieran fijar, no es en represalia contra los carboneros sino en beneficio de Liverpool.
Palma, con buen criterio, prefiere perder un importante ingreso el domingo con la intención de mantener a su club en Primera.
Saca cuentas y le sirve más lo segundo que lo primero.
¿Que lo puede hacer porque tiene un soporte económico que se lo permite? Indiscutible.
Tanto como que tener una buena billetera no asegura independencia.
Abundan los ejemplos en todos los ámbitos de personas con más plata y más poder que acatan callados las injusticias.
En el acierto o en el error el presidente de Liverpool actúa por sí mismo.
Sin dejarse llevar por nadie.
Con el único objetivo de priorizar los intereses de su club.
Si todos los dirigentes defendieran la institución que representan como lo hace Palma, el fútbol uruguayo sería bastante mejor.