No hay justificación lógica para que el futbolista más decisivo de un plantel esté en el banco. Es como si a Zlatan Ibrahimovic en el Paris Saint Germain, a Luis Suárez en el Liverpool o a Cristiano Ronaldo en el Real Madrid, se los reservara para que entren frescos en el segundo tiempo. Suena ilógico, impensable, irracional. Si hay un jugador de Peñarol que no puede ser suplente, ese es Jonathan Rodríguez. El ejemplo no busca comparar al centrodelantero de Peñarol con tres de los mejores jugadores del mundo sino demostrar que aquellos que resultan más decisivos para el equipo deben estar desde el inicio siempre.
Se rindió Fossati ante las evidencias y mandó a la cancha a Rodríguez como titular. El delantero pagó con dos goles, el primero estéticamente insuperable y el segundo para confirmar una victoria imprescindible. Una vez más dejó claro que no solo no le pesa la responsabilidad sino que carga gustoso con ella. Lo mismo le da si está enfrente Racing, Nacional o El Tanque. Juega con apetito voraz, concentrado, sin extravagancias. Es rápido, intenso, capaz de resolver en el área o generar juego fuera de ella.
Rodríguez le dio a Peñarol una victoria estimulante pero que no debe resultar engañosa. Los baches defensivos se repiten un partido sí y al siguiente también y la falta de confianza hace que el equipo no luzca fiable ni siquiera con un 3 a 1 a favor. El Carbonero es puntero del Clausura. Eso es un dato objetivo. Tiene 14 puntos al igual que Fénix y Danubio. Pero mientras no deje de ser imprevisible y sufra cada vez que un rival se decide a atacarlo, vivirá al límite.
Fue un partido alienado el que se jugó en el Estadio, sobre todo a partir de la media hora. Hasta ahí, lo más divertido habían sido los cambios de ropa de Juan Castillo, que primero salió con un equipo similar al de sus compañeros y luego se cambió por otro igual al de sus rivales. Al final atajó con un chaleco de entrenamiento.
Si bien Peñarol ya había detectado que cada centro al área adversaria era un puñal para El Tanque, bastó que los de Moller se decidieran a lastimar para ponerse en ventaja tras una contra en velocidad hilvanada por derecha y que tomó, vaya novedad, mal parada a la defensa aurinegra. Jonathan Iglesias hizo el primero a los 28.
Pero El Tanque no pudo encontrarle nunca la vuelta al juego por elevación. Peñarol metió gente en el área y ganó tantas veces como se lo propuso. Nicola Pérez tapó cuatro cabezazos de gol hasta que Darío lo vulneró a los 35.
Cuatro minutos después y también a partir de una jugada aérea, los de Fossati tomaron ventaja. Falce vio penal donde no hubo nada y Pacheco aprovechó el regalo para anotar el segundo.
Con el resultado a favor Peñarol se sintió más cómodo. Aparecieron algunas corridas por los extremos y pases profundos para que corriera Jonathan Rodríguez. La culminación a ese buen momento fue, en el inicio del segundo tiempo, un gol bien elaborado por Luis Aguiar y Pacheco y ejecutado con maestría por Rodríguez.
Con el 3 a 1 en el marcador, el partido parecía sentenciado. Incluso Peñarol pudo aumentar un par de veces, pero El Tanque respondió como nadie lo imaginaba. Los de Moller pagaron también con la moneda del juego por alto y Sergio Felipe descontó a los 64.
A la gente se le hizo un nudo en el estómago. Las dudas que transmitía el equipo dejaban abierta la posibilidad del empate. Fossati sacó a Emiliano Albín y puso a Marcel Novick, a quien recostó sobre la derecha, pero el juego había cambiado. Y los peores presagios se hicieron realidad cuando Danilo Asconegui, que había entrado 10 segundos antes, agarró por primera vez en la tarde la pelota y la colgó del ángulo a los 74.
Para peor, Carlos Valdez se hizo expulsar dos minutos después.
Con 10 Peñarol mantuvo la postura para intentar ganarlo. Con pocas ideas, con mucha determinación. A cuatro del cierre, Paolo Hurtado recibió por derecha, desbordó y metió para que Rodríguez hiciera el resto. El delantero entró por el medio y la puso contra el palo derecho de Pérez.
Fossati enseguida reacomodó al equipo, que se había estirado y desprotegido para tratar de ganarlo, para resguardar la victoria.
Aún a los tumbos, Peñarol es uno de los punteros del Clausura. Posición que podrá mantener solo si es consciente de todo lo que debe mejorar para volverse un verdadero candidato.