Este lunes, la policía allanó una decena de locales en la Galería Montecarlo, frente a la Universidad de la República, por una denuncia de fotocopias ilegales de libros de estudio hecha por el Fondo de Cultura Universitaria (FCU) en 2011. El operativo incluyó camiones y grúas para llevarse el material.
La Justicia del Crimen organizado investiga la violación del artículo 15 de la ley 17616 de derechos de autor, que señala que quien reproduzca total o parcialmente una obra será castigado con una pena de tres meses de prisión a tres años de penitenciaría.
Guglielmo, presidente de la Cámara del Libro, dijo que la denuncia del FCU fue de mayo de 2011 pero no es la primera de este tipo. Recordó que esa institución fue creada para facilitar el acceso de los estudiantes a los textos y que en la directiva hay representantes del Centro de Estudiantes de Derecho.
Para ella, la práctica generalizada de las fotocopias hace inviable el trabajo de editar libros de texto. “El tema de la fotocopia no es de ahora. Por la falta de intervención estatal, se generalizó absolutamente”, lamentó.
Guglielmo señaló que lo central es buscar las maneras de hacer accesible los libros sin que se vulneren los derechos de ninguna de las partes que intervienen en el proceso editorial. “Algunas de las empresas editoriales uruguayas han evaluado cerrar sus puertas”, afirmó. “O se paga el trabajo o la industria cierra. Y eso quiere decir 1.200 puestos de trabajo”, agregó.
El Plan Ceibal, según la presidenta de la Cámara del Libro, es un ejemplo de garantizar el acceso a los libros. “El Plan Ceibal tiene no solo literatura para los niños sino que tiene los libros de texto de primero a tercero para todos los escolares de forma gratuita y legal”, dijo.
Uno de los déficit está en las bibliotecas públicas uruguayas. Guglielmo señaló el caso de países como Suecia o Noruega donde la población tiene todos los libros a disposición, sean de texto o ficción, en las bibliotecas públicas. “El punto es buscar de qué manera el libro llega a las manos de la población pagando el trabajo que lo creó”, afirmó.
La representante de la industria editorial también llamó la atención sobre la calidad de la enseñanza que se imparte en base a repartidos de fotocopias.
“La cultura es un bien que a la sociedad le es muy necesario y cuando se daña, nos dañamos todos. Cuando un médico estudia de fotocopias me asusta un poco porque cuando uno agarra un repartido son fotocopias sueltas que muchas veces no sabe de dónde son”, dijo. “La calidad de enseñanza por fotocopias hace que el profesional no tenga el sentido crítico por ejemplo para comparar autores. Ahí hay un problema muy serio”, agregó.
Guglielmo reconoció que los libros son “carísimos” en muchos casos, sobre todo en los importados. Dijo que muchas veces las editoriales deciden importar pocos ejemplares porque saben que se van a fotocopiar. “Es un círculo vicioso. Si se vendieran más libros los costos unitarios bajarían. El precio es carísimo pero porque se vende muy poco. Por un lado porque el Estado no está comprando libros y por otro porque estas empresas de fotocopiados se están apropiando del trabajo de otros”, dijo.