El nuevo proyecto de ley establece que las técnicas de reproducción humana asistida podrán aplicarse a toda persona como principal metodología terapéutica de la infertilidad. La ley, en su artículo sexto, define la infertilidad como “la incapacidad de haber logrado un embarazo por vía natural después de doce meses o más de relaciones sexuales”.
Por su parte, el proyecto aprobado por Diputados el año pasado establecía que la esterilidad era "una enfermedad de carácter crónico" y exigía a la pareja que quería ampararse en la ley comprobarlo. En marzo de este año la Comisión de Salud del Senado comenzó a trabajar en el proyecto y lo modificó sustancialmente.
“Lo que surgía era la incógnita de qué pasaba con parejas del mismo sexo las cuales, por ejemplo, en el caso de dos mujeres ante la inseminación no tienen problemas de infertilidad, sino que en realidad son incompatibles biológicamente, como pareja para concebir”, explicó a No toquen nada Michelle Suárez, abogada del colectivo Ovejas Negras, uno de los grupos que concurrió a la comisión para discutir el proyecto.
Así es que el nuevo proyecto distingue dos técnicas para la reproducción asistida. Por un lado, las de baja complejidad que se realizan cuando la unión entre óvulo y espermatozoides se realiza dentro del aparato genital femenino; y por otro, la técnica de alta complejidad en la que la unión se produce fuera del aparato genital femenino transfiriéndose a este los embriones resultantes, sean criopreservados o no.
“Todas las personas, como lo dice la declaración de derechos humanos, tienen derecho a tener hijos biológicos o adoptivos en pie de igualdad, lo que se llama el derecho a la familia”, recordó Suárez.
Suárez dijo que la participación del Colectivo Ovejas Negras impulsando estos tipos de cambios es parte del manejo maduro de las organizaciones sociales. “Como pasó en el proyecto de matrimonio igualitario, la sociedad ha intervenido en este caso notoriamente, entre los colectivos que pertenecemos y que trabajamos en eje de diversidad sexual, de una manera en donde no solo se llega a interceder con el reclamo razonable y justo sino con las propuestas de modificación que finalmente son tomadas por el sistema político”, destacó.
Para Michelle Suárez desde la aprobación de la ley de matrimonio igualitario la ampliación de derechos es un tema que la sociedad dejó de ver como un fenómeno dañino. “Creo que lo que se manifiesta en este proceso posterior es que cuando tratamos estos temas los tratamos desde una perspectiva de derechos y no desde una perspectiva de desnaturalización de una estructura social”, agregó.