Honoris Causa a "un hijo del campo"

La Universidad de la República le entregó el titulo Doctor Honoris Causa al antropólogo Daniel Vidart. El paraninfo de la Universidad estaba medio lleno, no había mucha gente y tampoco muchos medios de comunicación, pero había un ambiente familiar y muy ameno.

Actualizado: 27 de setiembre de 2013 —  Por: Redacción 180

Honoris Causa a "un hijo del campo"

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Estuvieron presentes el ministro de Educación, Ricardo Ehrlich, el antropólogo José López Mazz, y compañeros y amigos de Vidart. Quien leyó los motivos de este reconocimiento fue López Mazz, al que Vidart no evitó llamarlo “pepino”. Luego se leyó una carta del presidente José Mujica saludando y lamentando no poder concurrir.

Vidart comenzó su discurso prometiendo que no iba a hablar de él, afirmación que luego asumió no cumplir durante su discurso.

“Ya voy con el sol a la espalda, enderezando mis pasos hacia un previsible horizonte. Pero estoy en marcha y hago aún sombra en la tierra. He caminado mucho, y en el camino, no en la posada, aprendí que el ver es más importante que el mirar. Se mira la cáscara de las cosas, lo deseable es llegar al grano donde duermen las esencias y significados de aquellas. En consecuencia, ver es comprender”, dijo.

"Ver es comprender"

Vidart agradeció a la Universidad por la distinción y por considerarse un universitario. “Aprendí más de la curiosidad e inteligencia de los alumnos cuestionadores o preguntones que de aquellos libros que son solamente un puchero de lecturas y no un video de experiencias”, dijo.

“Sugiero que los estudios antropológicos, los que apuntan a los rasgos morfológicos y a las generaciones culturales de nuestra especie, estén presentes en todas las facultades, escuelas e institutos universitarios como una asignatura obligatoria”, señaló Vidart.

“Se ha dicho que la sociología es la ciencia del nosotros y la antropología la ciencia del otro. El estudio de otredad social y cultural ayuda a destruir los campanilismos, los preconceptos, los prejuicios, demuestra que la sociedad humana es un pentagrama y que en ella la cultura escribe las notas de las partituras que dan vida a la ostentación étnica de los pueblos”, agregó.

Otra de las sugerencias fue la creación de una Cátedra de Estudios Afro-uruguayos. “La cultura de los compatriotas, amigos y hermanos afrouruguayos maltratados, marginalizados y excluidos es mucho más rica que lo mostrado por las comparsas y cuerdas de tambores en el carnaval, celebración colectiva en la que se aplaude al negrito lindo para luego darle la espalda al negro de mierda en lo que resta del año”, expresó Vidart.

Para el final Vidart dijo que este es el reconocimiento más lindo que ha recibido como “obrero honesto del intelecto”. Además, recordó a su Paysandú natal y su origen del campo.

"Un hijo del campo"

“Soy un hijo del campo, un hombre de a caballo desmontado por la tarea incesante de pensar y escribir luego de haber viajado por un mundo cada vez menos ancho pero también más ajeno. El destino me ha condenado a una existencia semi sedentaria que manea usanzas de aire libre y campo abierto”, dijo Vidart.

“Pero el paisanito que me anda por dentro, chijoteando memorias y despuntando esperanzas me acompaña siempre. Por eso cierro este testimonio de gratitud con unos versos alusivos del Martín Fierro:

Y con esto me despido,

sin expresar hasta cuándo,

siempre corta por lo blando,

quien corta por lo seguro,

pero yo corto por lo duro,

y así he de seguir cortando”.

(Con base en un informe de José Benítez para No toquen nada)