Este lunes, consultamos en No toquen nada a la presidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier, sobre las expresiones de Vázquez. En especial sobre una de las formas que utilizó al acusar a los promotores de la ley de ser “provocadores de abortos”.
"Creo que no hay promotores de abortos, nosotros no nos concebimos como promotores de abortos, sino que intentamos en una política integral reducir el número de abortos porque nunca miramos para otro lado cuando los abortos se hacían por doquier en nuestro país, como un método anticonceptivo más”, dijo la ex senadora.
La posición de Tabaré Vázquez sobre el aborto es conocida, enfrentó al Parlamento y a su fuerza política y usó el poder individual para vetar una ley de despenalización en el 2008.
No hay sorpresas en eso. Pero Vázquez puede elegir el camino y los lugares para marcar su posición. Puede marcar su postura y a su vez respetar a los defensores de la ley y, sobre todo, a las miles de mujeres que hicieron o van a hacer uso de la posibilidad legal de interrumpir el embarazo. No es lo que hace, Vázquez elige cualquier lugar y circunstancia y, además, ofende a los que están en contra de su posición.
Y, para colmo, lo hace con exigencia y crítica de antemano. “Quien pretenda usar mis dichos, y creo no excederme si digo las demás intervenciones y esta actividad en su conjunto, con fines políticos, partidarios y electorales, no solo se equivoca sino que además falta el respeto a la institución convocante, a todos los aquí presentes, a la ciudadanía uruguaya y a sí mismo”, dijo.
Para Vázquez –ex presidente y casi seguro candidato del Frente Amplio en las elecciones-, sus dichos no son políticos y si se usan con ese tono es una falta de respeto.
Es tan insólito lo que dice Vázquez que es difícil contrarrestarlo.
A 45 días de una consulta electoral, en el medio de una campaña con la intención de derogar la ley, Vázquez nos reta a no tomar sus palabras dentro de la política. Por si no lo entienden, nos pide tomar la voz de uno de los máximos referentes de la política como un acto apolítico e inocente. Vázquez abusa tanto de su poder y de su encanto que a veces se olvida de razonar lo que escribe.
Además, dice que no pretende herir. Pero vaya si lo hace, el expresidente ataca sin altura y con desprecio.
“También en medicina es válido el principio ético según el cual el fin no justifica los medios, en esa perspectiva provocar abortos para evitar abortos es tan contradictorio como combatir la muerte ocasionando la muerte”, dijo en la presentación del libro.
Nadie promueve abortos y Vázquez lo sabe bien. Lo que busca la ley es amparar y despenalizar -en ciertas circunstancias- a las mujeres que tienen decidido interrumpir el embarazo. Las protege, las ayuda a no sentirse delincuentes. Y, sobre todo, da un marco sanitario adecuado a una situación que ocurre a diario, le guste o no al expresidente.
Decir que hay promotores del aborto es ofensivo para los médicos que día a día asisten a cientos de mujeres que consultan por un aborto.
Pero Vázquez se ampara en que la izquierda lo quiere de presidente y la oposición quiere penalizar el aborto. Entonces se maneja a sus anchas, a puro ataque, bombardeando el fino cristal con el que el Ministerio de Salud Pública defiende y ejecuta un acto médico.
No es nuevo. En el veto -que se festejó el martes 7 en hotel Radisson-, el expresidente inventó que los abortos crecieron con la despenalización en Estados Unidos y España. Lo dijo sin rigor y sin poder justificar el dato. No existe la comparación seria entre un aborto legal y uno ilegal, porque obviamente la ilegalidad no se registra.
Pero lo peor fue que Vázquez dijo que en esos países: “la costumbre se instaló”.
Las mujeres no se acostumbran a abortar, es una aberración. Pero Vázquez tiene piedra libre, acusa a los defensores de la ley de promover abortos y a las mujeres de acostumbrarse. No hay en todo el sistema político referencias tan agresivas y ofensivas con la mujer.
La presidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier, tiene que mantener las formas y guardarse años de lucha y compromiso. Vázquez la sorprendió y fue más allá de la filosofía del tema y de que nadie promueve abortos.
Xavier y muchos otros tienen que morderse los labios para aguantar que el líder de su fuerza política califique como delincuentes a quienes defienden la ley, como promotores que ofrecen la posibilidad del aborto casi con una sonrisa, como si ofrecieran yogur en el supermercado.
El Frente Amplio votó como parte del programa de gobierno la interrupción voluntaria del embarazo el Parlamento. En el congreso que tendrá a fin de año, seguramente ratifique esta idea, tal como lo hizo en el Plenario del sábado.
Además, en ese mismo congreso, seguramente proclamarán a Vázquez como candidato único de la fuerza.
Quizá los frenteamplistas se puedan ir preparando para un discurso de apertura que comience más o menos así: “Compañeros, soy Tabaré Vázquez, digo y hago lo que se me canta”.
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