Faltan 15 segundos para llegar a los 49 minutos del segundo tiempo. Lleva la pelota Nacional y cuando cruza la mitad de la cancha Fernando Falce pita el final. El Parque se vuelve loco. Se enciende un poco más de lo que ya estaba. Los hinchas rugen contra el juez, los jugadores se abalanzan sobre él.
Sacados, los butaquistas levantan sus brazos y hacen el gesto inequívoco con sus manos de que fue un robo y de que le pagan dinero para que eso suceda. No son 10, ni 50, ni 100. Son miles que quieren la cabeza de Falce como trofeo de guerra.
Las protestas, los gestos, la furia, el encono, se supone, son por esos 15 segundos que el juez no extendió el partido y en el que Nacional iba a mandar un centro para que Alonso, Alexander Medina y Sebastián Abreu, los tres delanteros que estaban en cancha, trataran de meter un cabezazo salvador y por una mano en el área de El Tanque durante el primer tiempo en la que el juez interpretó que no hubo intención y dejó seguir.
Nacional se la agarró con el juez cuando fueron sus propias limitaciones la que lo llevaron a no ganar un partido que le hubiese servido para quedar más cerca en la Anual y en el Clausura.
El tricolor volvió a tener carencias notorias en la generación de fútbol, Rodolfo Arruabarrena lo intentó con Juan Albín que se muestra cada partido más apático, y apenas pudo inquietar con algunas corridas por los extremos. Tanto es así que en toda la primera parte no creó ninguna situación clara de gol mientras que en la segunda tuvo la del gol de Alonso y otra generada por un error defensivo.
En defensa mostró a Efraín Cortes que le solucionó varios problemas, a Israel Damonte que corrió a todos y a un seguro Jorge Bava.
En el último tramo del partido Arruabarrena sumó a Medina y Abreu para que acompañaran a Alonso y lo buscó ganar con el peso de los nombres. Pero fue un manotazo de ahogado que no dio resultado.
Nacional fue puro esfuerzo, vigor, decisión. Le faltó juego.
El Tanque hizo bien su trabajo. Ratificó el equipo de Canobbio que sabe a qué juega, que trata bien la pelota, que no tiene miedo al rival que tiene enfrente. Jugó tan bien como contra Peñarol y al menos se llevó algo.
Lo primero que trató El Tanque fue de afirmarse en la cancha. Cuando hizo pie fue por más. Respaldados por un Caue Fernandes que sacaba todo lo que rondaba su área los jugadores ofensivos manejaron la bola con prolijidad. A eso se sumó la rapidez de los volantes externos.
A los 35 Bueno corrió por izquierda y mandó un centro que pegó en la rodilla y en el brazo de un defensor. El juez interpretó, correctamente, que no hubo intención del jugador de El Tanque y dejó seguir.
Los de Canobbio tuvieron cuatro situaciones. La más clara una de Mello que pegó en el palo izquierdo de Bava.
El Tanque siguió mejor en el segundo tiempo y a los nueve concretó. Una buena jugada de ataque terminó con un centro que cabeceó de manera tremenda Mello para el 1 a 0.
Arruabarrena mandó al campo a Nicolás Prieto por Albín y a Medina por Gonzalo Bueno. Enseguida llegó el empate en el único error defensivo de El Tanque. Alonso fue a buscar una pelota que se filtró entre los centrales y cuando enfrentó al arquero la picó de manera perfecta.
A partir de ahí Nacional trató de ganar con la camiseta. El tricolor se repitió en centros que fueron devueltos por el arquero Nicola Pérez y los defensas de El Tanque a pesar de que enfrente estaban jugadores experimentados y de recorrido internacional.
En los descuentos Mello se tiró al suelo cuando lo iban a sustituir. Tardó más de un minuto en abandonar el campo con la ayuda del carrito. Falce agregó un minuto más a los tres que ya había añadido. Pero faltaron 15 segundos. Y Nacional enloqueció.
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