En 1812 el campamento artiguista recibió la orden de Buenos Aires que indicaba que Manuel de Sarratea sería el nuevo jefe, recordó Mujica. Los relatos de Artigas señalan que los gauchos -los más pobres- manifestaron que no obedecerían órdenes que no fueran las de Artigas y no marcharían jamás sin él a la cabeza. Cáceres -un oficial joven que dejó sus memorias- escribió: “Desde entonces, quizás, tuvo cierta predilección por los gauchos, pues le he oído decir que había encontrado más virtud y constancia que en los hombres de educación”.
El Congreso de Abril que se dio a principios de 1813 "fue una reunión de gente calificada, rica, de hacendados. Ya en el fondo, en esa multitud que rodeaba a Artigas, que es una especie de germen de nuestra nacionalidad, está reflejada una ubicación de sectores muy distintos”, expresó el presidente. “A medida que pasan los años, los más poderosos, que al principio rodearon el camino de la revolución, se fueron apartando”, y los que rodearon a Artigas fueron los más pobres, “y los más pobres de los pobres: los indios”, destacó Mujica.
“Vale la pena bucear en estos documentos que establece la modernidad de la idea de Artigas. La corriente unitaria heredó el centralismo español y no podía concebir la organización del nuevo estado”, dijo. “Esto se oponía a la idea federal de autogobierno de las federaciones”, dijo Mujica y se refirió a “nuestro Artigas” como un personaje que hace a la historia del Río de la Plata y a la historia latinoamericana. “Es el más moderno de los viejos libertadores”, señaló.
Mujica dijo que abril debería ser un mes de reflexión y de aprendizaje para las nuevas generaciones. “Este viejo documento debería ser una nutriente para empezar a cotejar y pensar nuestra historia hacia el futuro. Si esta es una semana de tradición, buena cosa sería que al mismo tiempo fuera un tiempo de reflexión sobre el acontecer de nuestra historia y sobre el significado que tiene el artiguismo en nuestra génesis”, expresó.