Abreu desafía a Daniel Fedorczuk: “Echame si querés, mirá que no me como ninguna”. Reclama un penal a Alejandro Lembo. El árbitro le muestra la segunda amarilla y lo expulsa. El partido está terminado.
Es la imagen más elocuente de lo que es Nacional hoy. Descontrolado, desencajado, perdido, malhumorado.
Están nerviosos los jugadores dentro del campo, el técnico en el banco de los suplentes, los hinchas en las tribunas y los dirigentes en el palco. Así es imposible. Nacional vive un momento límite mucho más allá de los cinco puntos que dejó sobre seis disputados. Con ese clima general no hay chance de que las cosas mejoren.
Ante Cerro Largo acentuó sus nervios con un resultado final que es consecuencia directa de la tensión que padece el equipo.
Nacional nunca se pudo liberar de la situación por la que atraviesa. Durante todo el partido dio la sensación de un equipo frágil, que se sostuvo por las atajadas de Jorge Bava, la personalidad de Israel Damonte y la velocidad de sus extremos. Pero que fue superado en juego colectivo por un rival más ordenado y tranquilo.
No hay duda que hay responsabilidad del técnico en este momento. Tampoco debería ponerse en discusión que varios de sus jugadores más importantes están en un pésimo nivel. El cóctel es mortal.
Gustavo Díaz puso un equipo en el que priorizó la velocidad por las bandas. Con Renato César y Gonzalo Bueno por las puntas, Álvaro Recoba como enganche e Iván Alonso como cabeza de área, el entrenador buscó darle peso ofensivo al equipo.
Pero los problemas defensivos se mantuvieron y sin Efraín Cortés las equivocaciones fueron más evidentes de lo habitual. Esto lo aprovechó Fabricio Núñez que enloqueció a todos desde el comienzo.
Ninguno de los dos equipos tuvo contención en el medio y la pelota iba y venía para las áreas. Sin embargo no hubo demasiadas jugadas de riesgo hasta que Bueno conectó a Alonso, este cedió para César y Renato puso el 1 a 0 a los 22.
Enseguida Bueno tuvo el segundo. Tras un largo pase, picó y dominó en el área pero Álvaro García le ganó el mano a mano. No fue el único que ganó el golero de Cerro Largo. También se quedó con la pelota cuando quedó cara a cara con Alonso en la primera parte y con Abreu en la segunda.
Cerro Largo tuvo más variantes para atacar. Intentó por el medio, con tiros de larga distancia y también por las puntas. Sobre los 32 un centro desde la derecha lo recibió Núñez de espaldas al arco. Entre tres rivales la paró, giró y remató. La pelota entró contra el palo izquierdo de Bava.
Minutos después Díaz cambió de punta a Cristian Núñez, retrasó a Nicolás Prieto y mandó al medio a Carlos De Pena para intentar solucionar problemas. No lo consiguió.
La segunda parte la empezó mejor Cerro Largo que jugaba con mayor serenidad que su rival para intentar llegar al arco adversario.
Un inmenso Bava volvió a salvar al tricolor, que cada minuto que pasaba se desesperaba un poco más. Lejos del nivel Recoba, marcado Alonso, impreciso Bueno al llegar al fondo y perdido César, Nacional no tenía respuestas ofensivas.
A los 10 minutos Díaz sacó a Damonte y puso a Santiago Romero. Un rato más tarde cambió a Abreu por César y luego metió a Adrián Luna por Prieto.
Nacional se descontroló. Recoba, Luna, Bueno, Abreu y Alonso terminaron jugando en un equipo al que no se le ocurrió otra cosa que pegarle al área.
En ese contexto, el partido se volvió frenético y el resultado imprevisible. Cerro Largo lo tuvo de contra y Nacional lo buscó con todos en el área.
En el último tiro de esquina a favor de Nacional hubo un penal sobre Lembo que obvió el juez, así como antes había dejado sin sanción uno sobre Fabricio Núñez.
Cerro Largo se quedó con el mejor sabor de boca. Se llevó un punto y su gente vivió una fiesta en las tribunas. Nacional se fue con los nervios de punta. Y para peor, no hay nadie a la vista que ofrezca un Plidex.