Este miércoles el bailarín y coreógrafo uruguayo Martín Inthamoussú publicó una carta abierta en su cuenta de Facebook en la que expresa malestar por dos de los personajes creados por el grupo humorista C4 durante este Carnaval.
Uno de estos personajes es “Gayman”, un superhéroe homosexual que interpreta Walter “Cucuzú” Brilka. “Este personaje vestido de rosa y con bananas en la mano desfiló por 18 de Julio en el desfile inaugural burlándose de una identidad sexual. Este personaje reclama elementos fálicos alimentando asi la concepción machista y heterocentrista que se tiene vulgarmente del gay. La discriminación salta a la vista y NADIE dice nada”, sostiene Inthamoussú en su carta.
Por otra parte, el artista afirma que el personaje de “la Sharon”, una adolescente que sufre de obesidad, también es ofensivo, porque “se hace alusión a su gordura permanentemente” sin recordar “el grave problema que sufren algunas personas con temas vinculados a la alimentación y el sobrepeso”.
“Se vulneran derechos, se hieren sensibilidades y la verdad que me subleva y me incita a la rebelión. La falta de respeto absoluta por las minorías ya tiene que llegar a un fin en este país”, reclama Inthamoussú en su carta.
“La “normalidad”, término tan adorado por la derecha católica agonizante de nuestro país, es también la que legitima que en nuestro Carnaval existe un grupo de humoristas llamados C4 con un personaje llamado GAYMAN interpretado por una figura del carnaval de reconocida trayectoria”, añade.
La carta publicada por Inthamoussú dejó de estar disponible en su cuenta de Facebook este viernes. Por otro lado, el artista afirmó en su cuenta de Twitter que pedirá disculpas por su alusión a la derecha católica del país. “Hoy (viernes) haré una declaración pública disculpándome con la derecha de este país en materia de política, la cual considero necesaria”, escribió.
Carta publicada por Inthamoussú
Hace días que circula la campaña BORREMOS EL RACISMO DEL LENGUAJE por todos los medios conocidos. Esta campaña es interesante desde el punto de vista reflexivo que genera, es exitosa por distributiva y luego de ver el anuncio, se firme o no se firme, uno piensa en tantos otros dichos que aún existen en nuestro lenguaje en referencia a las minorías.
Es importante poder ver, además, que esos modelos son alimentados desde diferentes sectores de la sociedad y va mas allá de la campaña y, en estos días, de la brutalidad con Tania Ramírez, a quien le dijeron “negra de mierda” mientras la golpeaban, aunque el juez diga que no hubo indicios de racismo. El pueblo uruguayo y sus clases hegemónicas ha permitido que esto suceda y se horroriza cuando sucede, hipocresía de una antigua y falsa Suiza de América que permite que Suárez diga negro a otro futbolista en un partido porque en el deporte es “normal” pero que se horroriza cuando lo ven en Tania Ramírez. Eso, señores, lamento decirles entra en la misma categoría y no hay “normalidad que valga”, es racismo y es discriminación.
La “normalidad”, término tan adorado por la derecha católica agonizante de nuestro país, es también la que legitima que en nuestro Carnaval existe un grupo de humoristas llamados C4 con un personaje llamado GAYMAN interpretado por una figura del carnaval de reconocida trayectoria.
Este personaje vestido de rosa y con bananas en la mano desfiló por 18 de Julio en el desfile inaugural burlándose de una identidad sexual. Este personaje reclama elementos fálicos alimentando asi la concepción machista y heterocentrista que se tiene vulgarmente del gay. La discriminación salta a la vista y NADIE dice nada. Este personaje forma parte de la segunda humorada. La primer humorada presenta un personaje que sufre de obesidad y se hace alusión a su gordura permanentemente olvidándonos del grave problema que sufren algunas personas con temas vinculados a la alimentación y el sobrepeso.
Se vulneran derechos, se hieren sensibilidades y la verdad que me subleva y me incita a la rebelión. La falta de respeto absoluta por las minorías ya tiene que llegar a un fin en este país. No es por Tania, no es por el colectivo LGTB, no es por una persona con obesidad mórbida, es por todos y cada uno de los uruguayos. Construir un país donde los ciudadanos seamos de la misma categoría. No divididos en ciudadanos de primera y de segunda. No divididos entre burlados y burladores.
Quizás estas personas de C4, que viven en el placer de sus clases hegemónicas y montan un espectáculo burlándose de una orientación sexual ignoran que en Uruguay existe la Ley 17817 que en su articulo 2 entiende por “discriminación toda distinción, exclusión, restricción, preferencia o ejercicio de violencia física y moral, basada en motivos de raza, color de piel, religión, origen nacional o étnico, discapacidad, aspecto estético, género, orientación e identidad sexual, que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública”.
Y quizás también deberían saber que el artículo 149 ter. del Código Penal castiga con penas de 6 a 24 meses de prisión a quien cometa “actos de violencia moral o física de odio o de desprecio contra una o más personas en razón de … (su) orientación sexual o identidad sexual”. Asimismo, el art. 149 bis del Código Penal castiga con penas de 3 a 18 meses de prisión a quien “públicamente o mediante cualquier medio apto para su difusión pública incitare al odio, al desprecio, o a cualquier forma de violencia moral o física contra una o más personas en razón de… (su) orientación sexual o identidad sexual.”
El artista que se sube a un escenario no puede, no debe alimentar la discriminación. Burlarse de una orientación sexual es incitar al odio, al desprecio, a la burla. Como homosexual me siento insultado por mis colegas artistas que en un escenario se suben a burlarse de mi, alimentando todos y cada uno de los clichés con los que luchamos cada día.
Este país castiga ese tipo de irregularidades sociales y lo tipifica como delito.
Basta de hipocresía, basta de alimentar el odio y la indiferencia. Todos queremos un Uruguay que promueva la igualdad de derechos y de obligaciones.
Es mi derecho gritar a viva voz que esto está mal que suceda, es la obligación de todos defender un Uruguay progresista e igualitario. Es la única manera de convertirnos en ese país que todos queremos.