Negociación y “sesiones ríspidas” en la despenalización del aborto

La diputada socialista María Elena Laurnaga explicó en No toquen nada el proceso de negociación que llevó a que en el Parlamento finalmente estén los votos para despenalizar el aborto. Dijo que el Frente Amplio tendrá que considerar “seriamente” la disidencia interna que se generó. El diputado Andrés Lima se niega a votar y a salir de sala. “Se genera una situación de indisciplina muy grave”, dijo.

Actualizado: 15 de setiembre de 2012 —  Por: Redacción 180

Negociación y “sesiones ríspidas” en la despenalización del aborto

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El proyecto conjunto de la bancada del Frente Amplio y el diputado del Partido Independiente, Iván Posada, fue aprobado este lunes en la comisión especial que se creó para su tratamiento en la Cámara de Diputados. El texto establece que las mujeres deberán realizar el planteo en una consulta médica en su prestador de salud.

A continuación, la entrevista de Joel Rosenberg y Ricardo Leiva a la diputada frenteamplista María Elena Laurnaga, en el programa No toquen nada (Océano FM).

JR: En general todas las jornadas que tuvieron se hacen en varios meses, porque recibieron a todas las partes involucradas.

Exactamente. Es un trabajo muy intenso, de muchas horas de negociación. Recibimos casi 40 delegaciones. Todo aquel que quiso, incluso personas individuales que quisieron presentarse ante la comisión para dar su posición, y después procesar todo eso y poder trabajar con eso. Recibimos también a un conjunto de cátedras que fueron invitadas por la comisión. Nos está faltando, porque hubo un problema de agenda, la Institución Nacional de Derechos Humanos, que vamos a recibir este jueves a pesar de ya haber aprobado el articulado, porque queda pendiente el debate en la asamblea.

JR: El Frente Amplio tiene que ir a este proyecto de ley porque le faltaba un voto para aquel proyecto que era del Frente Amplio y que venía del Senado. ¿Qué diferencias grandes puede marcar entre aquel proyecto que aprobaron en el Senado y éste que ahora aprobaría la Cámara de Diputados?

La primera y más importante es que el proyecto del Senado legaliza la interrupción voluntaria del embarazo dentro de las doce semanas por la sola voluntad de la mujer. A nosotros nos parece que esto es vital porque, por un lado, de alguna manera expresa los derechos de la mujer en el plano sexual y reproductivo, que en general ya fue consagrado en una ley votada en el 2008, la ley de salud sexual y reproductiva, pero por otro lado también porque incluía a todas las personas que en cualquier condición tuvieran voluntad o necesidad de acceder al aborto. Esa es la diferencia más importante: este proyecto despenaliza en algunos casos.

JR: ¿En lugar de legalizar, despenaliza en algunos casos?

Claro, la diferencia es que sigue siendo delito pero no se aplican penas para aquellas mujeres que dentro de las doce semanas hacen una consulta en una institución del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) y que además pasan por una entrevista con un equipo multidisciplinario, se toman cinco días para pensar sobre su decisión y ratifican su decisión de interrumpir el embarazo. Ahí la institución está obligada a proceder de inmediato.

JR: En ese punto ustedes ceden a lo que quería Ivan Posada.

Exacto. Ese es el elemento más importante que cedimos: no se legaliza, sino que se despenaliza. Igual considerando que nosotros no teníamos el voto que nos faltaba, lamentablemente, y es un tema político que va a haber que considerar seriamente adentro del Frente Amplio, igual nos parece un avance. No es todo lo que queríamos pero nos parece un avance muy importante en relación con la ley de 1938, que es la que está vigente hoy.

JR: Respecto a este grupo interdisciplinario (acá hablan de un médico ginecólogo, otro que deberá tener especialización en el área de la salud psíquica y el restante en el área social), en un momento hablábamos con Iván Posada y su idea era que integrara el grupo también alguien que tuviera objeción de conciencia a la realización del aborto. ¿Finalmente eso no va?

Finalmente eso no va. O sea, todos cedimos un poco. Iván Posada aceptó que no hubiera un objetor de conciencia porque le pareció razonable nuestro argumento de que explicitar un objetor de concienca era como suponer que los otros dos integrantes están a favor de la interrupción, y de alguna manera generaba una discriminación. El equipo multidisciplinario, ni a favor ni en contra del aborto, no puede asesorar a la mujer sobre qué hacer. Lo que tiene que hacer es contenerla emocionalmente, informarla adecuadamente, y por lo tanto garantizar que ella puede tomar una decisión conciente, libre y voluntaria.

JR: En la conformación de ese equipo me imagino que habrá después un control de quiénes lo integran o cómo lo integran. No sé qué hablaron al respecto, porque según quién aborde a la mujer en esa situación tan sensible y particular, cómo la mujer pueda reaccionar.

Bueno, en la integración de ese equipo hubo otro cambio que se introdujo ahora, que el diputado Iván Posada aceptó también, que fue hacer referencia a los equipos multidisciplinarios que ya existen, provistos por la ley de salud sexual y reproductiva. Todas las instituciones de salud, desde que se empezó a implementar la ley de salud sexual y reproductiva, tienen equipos formados especialmente en esto. Esos equipos no siempre tienen un asistente social en forma obligatoria. Tal vez esa es la única variante: la de requerir obligatoriamente una persona que tenga formación en el área social.

JR: ¿Cómo se hará con los plazos con estos cinco días? Digo porque ya es difícil a veces que se pongan de acuerdo el ginecólogo o algunos médicos si son exactamente doce semanas, más los cinco días que pueda haber para la reflexión... ¿Eso se reglamentará? ¿Se toma en cuenta el momento en que la mujer llega al centro de salud?

Sí, supongo que eso va a estar incluido en la reglamentación.

JR: En esta nueva redacción ustedes dejan libres tanto a los profesionales como a las instituciones con objeción de conciencia...

Sí, en los profesionales ya estaba la objeción de conciencia, porque las personas individualmente tienen derecho a hacer objeciones de conciencia. Lo que no es aceptable es que una institución tenga objeción de conciencia, porque para eso hay que tener conciencia, y la conciencia es individual. Las instituciones tienen fines, tienen principios o tienen misiones institucionales. Nosotros cedimos en este tema con la propuesta de Iván Posada. Nos pareció razonable el reclamo del Círculo Católico pero en particular también el del Hospital Evangélico, pero nosotros no estamos de acuerdo con que una ley de alguna manera perfore otra, porque las instituciones de salud que libremente optan por estar dentro del SNIS tienen responsabilidades obligatoriamente. Esta ley en realidad habilita a que las instituciones negocien con el Ministerio de Salud Pública dentro del marco de la ley del SNIS. Pero no pueden no hacerse cargo de la situación. Lo que pueden hacer es tercerizar. O como hacen ahora: pueden acordar con otra institución médica para que realice la intervención. Lo hace, por ejemplo, el Círculo Católico con la intervención por vasectomía o ligadura de trompas.

Esto no va a tener que pedirlo la mujer. Cuando se ratifique a los cinco días su voluntad, la institución tiene que proceder de forma inmediata a derivarla para la intervención o emitir la orden para el misoprostol, si no lo quiere hacer ella misma.

RL: ¿Cómo fue la discusión en la comisión especial? Porque en su momento, cuando se llegó a un acuerdo con Iván Posada y después de que trascendió el texto que se había acordado, daba la impresión de que más allá de que se iba a cumplir con todos los pasos, era como un cumplimiento de formalidades y que no iba a haber mucho debate o discusión dentro de la comisión...

Hubo sí discusión. Digamos que las primeras sesiones fueron un poco más ríspidas. Me parece que en la oposición hay dos actitudes diferentes: la de algunos representantes que tienen una convicción religiosa o moral muy fuerte, y algunas actitudes mucho más pegadas al oportunismo político también. Porque tengo que reconocer que dentro del Partido Nacional hay gente que firmó proyectos de ley donde se legalizaba el aborto (estoy hablando de Ana Lía Piñeyrúa en particular), pero hoy tienen un mandato para votar en contra.

El Partido Colorado está mandatado por la mayoría a votar en contra, aunque sabemos que hay varios representantes, como el ex presidente Julio María Sanguinetti, que estaban a favor de la legalización.

Entonces hubo un cambio por disciplina política. Nosotros en el Frente Amplio también tenemos sectores y representantes individuales o que van a pedir licencia y no van a estar ese día (incluso dentro del Partido Socialista, y en otros sectores), o que van a votar por disciplina partidaria, y harán su fundamentación de voto.

Entonces, como te decía, los primeros días fue un poquito más ríspido. Después logramos articular un espacio de discusión muy profundo, muy serio, con algunos momentos emocionales fuertes. Yo incluso protagonicé algunos momentos de debate intenso, porque vos no podés separar la convicción de esta ecuanimidad política que tenés que le tenés que poner a veces a las negociaciones para que salgan.

RL: ¿Estuvo sobre la mesa el tema de las muertes que se dieron este año después de varios años en que no se registraban en Uruguay muertes por abortos practicados en condiciones de riesgo?

Eso fundamentó una de mis posiciones argumentando en contra del artículo de la despenalización (que vamos a votar porque hemos acordado eso, pero de hecho esperábamos legalizar), porque aquellas mujeres que están en condiciones de extrema vulnerabilidad seguramente no puedan bancar requisitos tan exigentes como ir al médico, pasar por un grupo multidisciplinario, esperar cinco días, volver a ratificar. Entonces, ¿qué pasa con esas mujeres que de pronto no se animan a encarar ese proceso y suministran el misoprostol en forma ilegal?

Hoy, en las puertas de los hospitales públicos y privados, y eso lo sabe todo el mundo, hay gente que está especulando con el mercado negro de misoprostol. Esa es la verdad.

Lo que nosotros queremos es evitar abortos, y que aquellos abortos que se realicen, se realicen en la mejor de las condiciones emocionales de una mujer que toma esa decisión que es muy dura, muy difícil.

Yo creo que la ley tal cual quedó mantiene un déficit de eficacia con las mujeres más vulnerables emocional y socioeconómicamente.

JR: ¿Están seguros de que tienen los 50 votos en Diputados?

Bueno, nunca estamos seguros hasta que no levantamos la mano los 50, pero en principio sí, se ha hecho toda la negociación, y hasta el momento no tenemos ninguna información respecto a que haya una disidencia.

Vamos a hablar claro: una cosa es no estar de acuerdo. Hay muchos diputados y diputadas que no están de acuerdo con la ley, y van a pedir licencia, van a salir de cámara y entran sus suplentes. En otros casos, como el del diputado Andrés Lima, él se niega a salir de cámara y a que otras personas voten en su lugar, generando una situación de indisciplina muy grave, porque él asumió su banca, hizo su campaña, consiguió sus votos con base en un programa que dice que el Frente Amplio va a promover esta ley. Entonces eso sí es incoherencia.

JR: Más allá de que no quiso concurrir, ¿se discutió acerca de los argumentos de Tabaré Vázquez en su exposición de motivos del veto?

Sí, se discutió. El diputado (Gerardo) Amarilla (Partido Nacional) planteó la convocatoria de Tabaré Vázquez. Está clarísimo también que más allá de la buena intención de escuchar sus argumentos, también había una maniobra política.

Yo en particular dije que no iba a cometer la misma maniobra política de ellos invitando a Sanguinetti, porque los colorados estaban mandatados a votar en contra y Sanguinetti está a favor. Me parecía menor invitar al expresidente Sanguinetti a que viniera a una comisión a argumentar en contra de su bancada. Me parece que no agregaba mucho al escenario. Era más bien una puesta en escena política.