Por Neil Connor
Transformados en preseas, el oro y el cobre mongoles se custodian en la Torre de Londres, a la espera del inicio de la competición, el viernes 27.
Para cada uno de los 4.700 atletas que suban al podio, las medallas son ante todo un momento de gloria individual, pero para Mongolia son un símbolo de orgullo nacional.
"Es un gran honor para el pueblo mongol, un ejemplo de nuestra implicación en los Juegos y en el movimiento olímpico", declaró a la AFP el presidente del Comité Olímpico nacional de Mongolia, Demchigjav Zagdsuren.
"Los mongoles están felices por poder suministrar los metales para las medallas olímpicas. De esta manera, todo el mundo es consciente de que contribuye" a los Juegos, afirma Zagdsuren.
El éxito de Mongolia en los Juegos de Pekín, donde ganó por primera vez dos medallas de oro, ha contribuido a reforzar el entusiasmo del país por el movimiento olímpico.
Impregnados de las tradiciones de su héroe conquistador Gengis Khan, los mongoles destacan desde hace siglos con el arco, montando a caballo y en la lucha, las tres disciplinas de la fiesta nacional del Naadam, que tiene lugar todos los años en julio.
Destinados al principio a probar las capacidades militares de los jinetes mongoles, los deportes tradicionales suministran en la actualidad gran parte de los campeones de las disciplinas modernas. En 2008, Mongolia sumó sus dos primeras medallas de oro olímpicas en judo y en boxeo.
El carácter nómada -modo de vida en el origen del Naadam- está actualmente en declive y el 'boom' de las actividades mineras han transformado rápidamente este país asiático.
Las inversiones extranjeras, principalmente por parte de los gigantes del sector minero, como Rio Tinto, se han multiplicado por cuatro el pasado año, para alcanzar los 5.000 millones de dólares, mientras que el Producto Interior Bruto (PIB) ha alcanzado el 17,3%, según el gobierno.
Las canteras de construcción se multiplican en Ulan Bator, la capital, donde los nuevos ricos exhiben sus coches de lujo y artículos de moda. Pero la mayoría de los 2,8 millones de mongoles siguen siendo pobres y se quejan de que no pueden beneficiarse del esplendor de las minas del país.
Parte de la población se queja también de la degradación del medioambiente que conlleva la explotación frenética del subsuelo, como ocurre en la mina de oro y cobre de Oyu Tolgoi, a dos horas de carretera de la frontera china en la provincia de Omnigovi (sur).
Controlada por el grupo australiano Rio Tinto y todavía en construcción, ha suministrado ella sola, en 2011, el 30% del PIB de Mongolia, al igual que las medallas olímpicas.
Rio Tinto es patrocinador de los Juegos Olímpicos y extrajo ocho toneladas de oro, plata y cobre de Oyu Tolgoi, así como de una mina de cobre de Salt Lake City (Utah, Estados Unidos), para la fabricación de las preseas olímpicas.
El metal se transforma primero en varias fábricas de Europa, antes de ser enviado a la Casa Real de la Moneda de Gales, donde se siguen las directivas del Comité Olímpico Internacional (COI) y del Comité de los Juegos de Londres.
Las medallas, de un peso comprendido entre 375 y 400 gramos, son las más pesadas fabricadas hasta ahora para los Juegos. Su diámetro es de 85 milímetros y su espesor de 7.
"Esperamos ganar más medallas en los cuatro deportes olímpicos en los que Mongolia destaca, el judo, el tiro, la lucha y el boxeo. Queremos defender nuestras dos medallas de oro de Londres", declaró Zagdsuren.
El país tiene otras ambiciones deportivas: Mongolia aspira a acoger en 2017 los Juegos del Este Asiático, los Juegos Asiáticos en 2018 y en 2040 los primeros Juegos Olímpicos.