Escarmentados por su incapacidad actual de mantenerse competitivos en los modelos de TV de plasma o de cristal líquido (LCD), por la despiadada competencia internacional y de los altos costes estructurales, Panasonic y Sony han preferido en esta ocasión unirse, dejando de lado su enfrentamiento comercial.
Los dos grupos han acordado juntar sus conocimientos respectivos sobre la tecnología de las prometedoras pantallas OEL en las que llevan años trabajando cada uno por su lado.
Prevén sobre todo explotar tecnologías derivadas de la impresión para repartir los materiales electroluminiscentes sobre los sustratos, una forma de alto rendimiento para fabricar las TV OEL a precios competitivos.
Las pantallas OLED o OEL, formadas con materiales que se iluminan con el paso de la corriente, tienen un rendimiento luminoso y colorimétrico homogéneo, con excelente contraste.
Son asimismo más finas y consumen menos energía que los modelos de plasma o cristal líquido ya que no necesitan un sistema de retroiluminación y sobre todo pueden ser flexibles en caso de utilización de un sustrato suave en materia plástica.
Por el momento, los dos buques insignia nipones se limitan al desarrollo común de estas pantallas, aunque podrían decidir posteriormente fabricarlas en masa, o dejarlas en manos de subcontratas asiáticas para limitar los riesgos vinculados a las inversiones colosales necesarias.
Su asociación trata en cualquier caso de acelerar el trabajo para poder proponer lo antes posible, cada uno bajo su propia marca, modelos que puedan competir con los que las surcoreanas Samsung Electronics y LG Electronics prometen sacar al mercado este año o el próximo.
Ya en 2008, el grupo Panasonic (el antiguo Matsushita) planeaba consagrar importantes recursos a la tecnología OLED. Actualmente, se dispondría a construir su propia línea experimental de fabricación en serie en una usina en Japón, mientras que Sony produce ya pantallas OEL de tamaño medio para aplicaciones profesionales.
Sony, excampeón de TV de tubo catódico Trinitron, fue en 2007 el primero en el mundo en comercializar un televisor con tecnología OEL -hasta entonces limitado a pequeñas pantallas de los teléfonos móviles y similares. Pese al altísimo precio, la diagonal de esta TV no superaba los 28 centímetros, pero Sony tenía también en sus laboratorios un modelo de 70 centímetros.
Desde entonces, tanto Panasonic como Sony han proseguido sus investigaciones y mejorado los procesos para abaratarlos, pero ninguno se ha lanzado en la producción en masa.
De hecho, su asociación pretende mantenerles en la carrera del mercado de los televisores, mientras que los dos sufren con los modelos de cristal líquido amenazado por la competencia de los fabricantes asiáticos e imposibles de rentabilizar por la caída brutal de precios.
Sony acaba de renunciar totalmente a la coproducción de placas LCD, después de haber invertido durante años al lado de su mayor competidor, Samsung Electronics, en una fábrica conjunta en Corea del Sur, así como en la gigantesca planta de Sharp en Japón.
En cuanto a Panasonic, que al igual que el pionero japonés de pantallas LCD, Sharp, había gastado millones para poner en marcha fábricas de placas en Japón, ha tenido que cerrar o reconvertirse debido al agujero financiero que supone esta actividad.