La noche de la recompensa

Durante un mes Horacio López y Óscar Washington Tabárez se reunieron lunes, martes y jueves de 8 a 11 de la mañana. Así tomó forma ‘El camino es la recompensa’ el libro que fue presentado a sala llena y en el que se recogen conversaciones de Tato con el técnico de la selección uruguaya.

Actualizado: 14 de junio de 2012 —  Por: Diego Muñoz

La noche de la recompensa

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La sala del cuarto piso de la Torre de los profesionales está repleta a pesar de sus grandes dimensiones. Todos están allí aunque la tormenta eléctrica que hay afuera invitaba a quedarse en casa. Hay caras conocidas y otras que no lo son. Todos acompañan a Tato López y al maestro Tabárez en un momento importante de sus vidas.

‘El camino es la recompensa’ de editorial Santillana, es el libro que Tato escribió sobre la familia Tabárez. Porque va más allá del DT y es un documento que, como lo definió su hija Tania, “tiene un valor incalculable para la familia”.

Ambos están en el escenario junto a Mario Bardanca, que cuenta con calidez y brillantez algunos pasajes del libro. Cuando termina la reseña que repasa buena parte de la vida de ese maestro que a puro esfuerzo y dedicación se hizo primero jugador de fútbol y luego entrenador, el periodista felicita a Tato porque “fue hasta el fondo pero no invadió” y cataloga el libro como “imprescindible”.

En las dos últimas semanas de diciembre y en las dos primeras de enero entre las 8 y las 11 el autor visitó al entrenador en su casa. Allí compartieron mates y largas charlas que forman la base del libro. Esas conversaciones afianzaron la relación que ya venía de años atrás.

Tabárez recuerda que su “amigo Tato” le hizo ver que “tenía cosas para contar”. Dice que al comienzo, cuando Santillana le habló de hacer un libro, estuvo reticente y que la editorial le dio una lista de posibles autores “todos muy talentosos”. Pero aún no le cerraba. “No demoro solo para hacer los cambios”, bromea. Hasta que Tania y la periodista Ana Laura Lissardy le hicieron una lista de por qué tenía que ser Tato López el autor. Y Tabárez tomó dos decisiones. Dijo sí al libro y sí a Tato.

En el auditorio está toda la familia Tabárez. El maestro les agradece a sus parientes, a su cuerpo técnico, a todos los jugadores que “pasaron por el Complejo en estos seis años” y se centra en Tania. “Quiso e hizo más por el libro que yo”, comenta. Luego explica que no cree en el destino y que “buena parte” de lo que sucede en la vida depende de cada uno.

Entre los presentes destacan el actual presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Sebastián Bauzá, los ex presidentes José Luis Corbo y Washington Rivero, el ex director nacional de Deportes Fernando Cáceres, todos los integrantes del cuerpo técnico de la selección y los jugadores de la selección de básquetbol Leandro García Morales y Martín Osimani. Hay también técnicos de fútbol, de básquetbol y autoridades del deporte en general.

A su turno Tato, que para el libro también entrevistó a familiares, compañeros de trabajo y futbolistas dirigidos por el maestro, le hace lugar en el escenario a Tania. “Yo pensé que acá iba a estar ella pero cuando estábamos preparando la presentación me dijo que de ninguna manera. De todas formas creo que tiene que estar”, dice y pide una silla.

El ex basquetbolista se muestra agradecido y emocionado. Con su sensibilidad habitual recuerda momentos de los ocho meses que le llevó escribir el libro, como cuando decidió llevar “a pasear por los techos” a la nieta de Tabárez o cuando cuando le entregó el libro terminado al técnico y al otro día, en el cumpleaños de Tania, le preguntó si lo había leído. “’Lo terminé a las dos de la mañana y me gustó’ me dijo Washington. Para mi ese fue un momento muy especial”, cuenta.

En su intervención el autor agradeció “a la familia Tabárez”, a Santillana, al gerente de ediciones generales, Julián Ubiría, y a la encargada de prensa de la editorial, Virginia Morales, y a su correctora María Cristina Dutto.

Tras la presentación el técnico dio una interminable serie de entrevistas sobre el escenario mientras a un costado de la sala Tato disfrutaba con amigos del momento. El libro es una realidad y tiene un título perfecto. Porque tanto para el autor como para el protagonista el camino es la recompensa.