La ayuda a España para recapitalizar su banca tendrá "evidentemente condiciones", afirmó este lunes el vicepresidente de la Comisión Europea, el español Joaquín Almunia, en referencia a la "troika" que vigilará el buen uso de los fondos. "El FMI está asociado a las tareas de seguimiento de todo lo que vaya a suceder a partir de ahora. Y también estará en la troika. Vienen aquí a comprobar que se utiliza bien un dinero que han puesto los ciudadanos, tantos los europeos como los españoles", sostuvo.
La "troika" está formada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, aseguró que esta "troika" sólo se limitaría a supervisar la reestructuración del sector bancario español. "Por supuesto que habrá condiciones, la cosa es cuáles serán esas condiciones, quien da el dinero nunca lo da gratis, quiere saber qué se hace con él", señaló. "Otra cosa es ver cómo actúan. Yo espero que actúen bien, de forma honesta, que no se crean que vienen a un país bananero. Y estoy seguro de que lo van a entender así", agregó.
La ayuda se inyectará al Fondo público español de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que será el encargado de inyectarla en las entidades que lo necesiten.
Se discute el mecanismo de ayuda
Los europeos aceptaron el sábado pagar hasta 100.000 millones de euros para ayudar a España a recapitalizar su sistema bancario. Con un préstamo de esta envergadura, a una tasa probable del 3%, la deuda pública de España aumentará en 10 puntos a cerca del 90% del Producto Interno Bruto (PIB) a finales de 2012, según el diario El País.
El crédito a España, que se convertirá así en el cuarto país bajo perfusión de la zona euro, se suma a los 240.000 millones de euros aprobados para Grecia, 85.000 millones de euros para Irlanda y 78.000 millones para Portugal.
En total 503.000 millones de euros desde el inicio de la crisis de la deuda, si la cantidad que recibirá Madrid se eleva efectivamente a 100.000 millones.
La factura, aunque parezca gigantesca, debería ser absorbida sin problemas por los cortafuegos existentes y sin que los Estados en buena salud, con Alemania al frente, tengan que poner más dinero.
La zona euro dispone de dos huchas: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), creado de urgencia en la primavera de 2010 y provisional, y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que debe entrar en vigor el 1 de julio y destinado a ser permanente.
El primero puede apoyar con un máximo de 440.000 millones de euros a los Estados en dificultades, aunque la mitad de esta cantidad ya está comprometida. El segundo puede prestar hasta medio billón de euros.
Los dos fondos convivirán hasta el verano de 2013.
A primera vista, con la llegada de España al grupo de países ayudados, la factura disponible es más bien magra. "Las cajas (de estos dos mecanismos) están todavía muy llenas", dijo a la AFP Holger Schmieding, economista del banco Berenberg, y "no cambia nada para las finanzas actuales de los Estados miembros".
Cuanto más fuerte es una economía nacional, mayor es su exposición: Alemania paga así 27% de las garantías totales al MEDE y Francia en torno al 20%, seguidas por Italia, 18%, y España 12%.
Con estas garantías, el FEEF y el MEDE captan dinero en los mercados a tasas reducidas, y después prestan a los países en dificultades con una bonificación como intermediarios.
Hasta ahora, el asunto es saber si España va a pedir ayuda al FEEF o esperará a que el MEDE se establezca.
Alemania, garante número uno, prefiere que el MEDE se encargue de la factura española, ya que su estructura protege mejor los intereses de los países sólidos. Esto porque el FEEF prevé que los Estados ayudados sean excluidos de la lista de garantes y que la garantía de los Estados "sanos" aumente, lo que automáticamente hace aumentar su deuda pública.
En cambio, bajo el régimen del MEDE, que cuenta con fondos propios, y que prevé que todos sean garantes, incluidos los que están bajo perfusión, una nueva ayuda no cambia estrictamente nada para los Estados contribuyentes.
La cuestión de saber el mecanismo de ayuda tendrá un impacto para España, hasta ahora cuarto garante en importancia, y dependerá mucho de la propia Alemania, donde el proceso de ratificación del tratado que crea el MEDE se ha atrasado.