Malvinas: el hombre que le contó la guerra a los isleños

Hace 30 años la radio donde trabajaba fue tomada por militares y civiles argentinos. La “Falkland Islands Broadcasting Station” pasó a ser “LRA60 radio Islas Malvinas”. Patrick Watts se define como isleño y británico. Dice que antes de la guerra, Gran Bretaña se disponía a entregar la soberanía a Argentina. “Cuando miro para atrás pienso que fui afortunado de estar en la radio, transmitiendo la invasión, manteniendo al pueblo informado”, afirmó a 180.

Actualizado: 02 de abril de 2012 —  Por: Gabriel Farías Blanco

Malvinas: el hombre que le contó la guerra a los isleños

Sin datos (Todos los derechos reservados)

Entrevista de Gabriel Farías Blanco, enviado a Islas Malvinas.

A 30 años del inicio de la guerra, Patrick Watts recuerda con precisión cada momento que vivió durante los 74 días que duró el conflicto.

¿Por qué el gobernador le pidió que siguiera transmitiendo?

La radio era el único medio de comunicación. No había televisión, ni teléfonos celulares ni internet ni nada parecido. El sistema telefónico era muy viejo y anticuado, había que girar una manivela, hablar con la operadora y esta te comunicaba.

La radio solía operar seis horas por día, la transmisión se cerraba a las diez de la noche. Sabíamos que los argentinos probablemente no iban a tocar tierra hasta la mañana del día siguiente, tal vez a las cuatro o cinco de la mañana, justo un fin de semana.

Entonces, el gobernador Rex Hunt me llamó y me pidió que mantuviera la estación al aire durante la noche.

¿Cuál fue el primer anuncio importante?

Lo primero que dije fue “Tenemos un anuncio importante de parte del gobernador: los argentinos invadirán las Falklands”. Ese fue el primer gran momento.

Pero para mí el momento más definitorio fue a las dos de la mañana, cuando el gobernador dijo “la invasión seguirá adelante, no hay vuelta atrás, todas las negociaciones fracasaron, esperamos que los argentinos lleguen al amanecer”.

Hasta entonces pensaba que habría alguna forma de detener la invasión. En ese momento confirmé que eso no iba a pasar y que íbamos a ser invadidos.

En ese momento comprendí que nuestras pequeñas islas Falklands, unas islas pacíficas, de 1.700 personas, serían tomadas por los argentinos. Fue algo grave, muy grave.

Bienvenidos a un territorio británico (Foto: Gabriel Farías)

Bienvenidos a un territorio británico (Foto: Gabriel Farías)

¿Qué hizo entonces?

Abrí el micrófono y le pedí a la gente que me contara todo lo que viera, todo lo que podían escuchar. “Si ves algo, por favor llámame y cuéntame”, y la gente era genial. Me llamaban y me contaban muchas cosas y yo se las contaba a todo el mundo.

Estaba constantemente en contacto con el gobernador por teléfono, porque en su casa estaban pasando muchas cosas. Él me contaba y yo las transmitía y todo el mundo pudo escuchar lo que estaba pasando.

Seguí transmitiendo hasta que los argentinos se hicieron cargo de la radio.

¿Cómo fue su relación con los argentinos?

Fue un poco extraña. Enviaron cuatro civiles a trabajar conmigo y solo uno de ellos sabía inglés. Tenía que ponerme de acuerdo con él para redactar las noticias. Yo en inglés y él en español.

Era un buen chico. Fui afortunado porque era muy antimilitar. Fue muy fácil trabajar con él. Nos poníamos de acuerdo sobre lo que íbamos a decir y lo que no y me decía “ok, si no lo dices en inglés, yo no lo diré en español”. Entonces siempre teníamos las mismas noticias.

En cambio, el ingeniero de sonido era un hombre muy difícil. Era pro militar. Siempre me recordaba la suerte que teníamos en tener un gobierno argentino porque iban a mantener alejados a los comunistas. ¡No había comunistas en las Falklands! Todos éramos muy británicos, muy de derechas, así que era bastante extraño. Fue muy difícil trabajar con él.

Pero sentía que era importante mantenerme en la radio durante esas diez semanas. Porque si había malas noticias, era mejor que la gente las escuchara de una voz que conocían y en la que confiaban.

¿Qué noticias tuvo que dar?

Tuve que anunciar que íbamos a manejar del lado derecho de la carretera, no del izquierdo. Bueno, hey! Eso es un gran cambio para nosotros. Otro anuncio difícil fue que a partir de ahora las escuelas enseñarán en español. ¡Pero todos hablan inglés, aún los profesores! ¿Cómo van a hablar en español? Dijeron que eso iba ser así, nos gustara o no. Los pesos argentinos serían de curso legal y al cambio de esa época 700 pesos equivalían a una libra. La gente no entendía eso.

Después vinieron cosas peores. Los argentinos empezaron a tomar los vehículos de la gente, las Land Rover 4x4, para usarlos para la guerra. Los toques de queda. Teníamos que estar en nuestras casas a las cuatro en punto de la tarde y no estaba permitido salir hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Los apagones, todas las ventanas tenían que estar oscuras. Si prendías alguna luz y ellos la veían, te amenazaban con arrestarte.

Todas esas cosas tenían que ser anunciadas en la radio y no me gustaba hacerlo. Pero sentía que era importante que la población las escuchara de alguien en quién confiaban.

¿Cómo se sintió durante las 10 semanas que duró la guerra?

La noche de la invasión estaba muerto de miedo. Miedo por mis familiares y mi amigos, pero principalmente por mis hijos y mi madre.

La única manera que podía deshacerme de ese miedo era abrir el micrófono y hablarle a la gente. En esos momentos me olvidaba del miedo. No tenía ninguna oportunidad de investigar nada de antemano, solo tenía que ir y hacerlo, tienes que seguir adelante y hacer el programa.

Estaba preocupado por lo que podía estar sucediendo en mi ciudad, a las personas que conocía y los amigos que podían estar heridos. Tres mujeres civiles murieron y las conocía a las tres. Estaba muy asustado.

Voy a decir una cosa acerca de los argentinos: previnieron más heridos y muertos por no pelear en la ciudad. Aunque la ciudad fue bombardeada, ellos me dijeron el 11 de junio: “nosotros no vamos a pelar en la ciudad. Una vez que los británicos bordeen la ciudad, nosotros no pelearemos en la ciudad”.

Estoy muy agradecido por eso. Porque quería decir que nuestra ciudad no sería destruida y tal vez evitaron cientos de muertes.

Patrick Watts ahora es guía turístico (Foto: Gabriel Farías)

Patrick Watts ahora es guía turístico (Foto: Gabriel Farías)

¿Cómo era la relación con Argentina y Gran Bretaña antes y después de la guerra?

Teníamos una relación cercana con Argentina. No hay dudas acerca de eso. Los británicos no estaban realmente interesados en las Falkland. Llevaban cinco años, de 1977 a 1982, negociando activamente la soberanía de las islas con Argentina. Los británicos nos dijeron muy claro: estarían muy felices si nosotros aceptábamos que Argentina obtuviera la soberanía.

En 1980 Gran Bretaña envió a las islas a Nicholas Ridley, ministro de la Oficina de Asuntos Exteriores, con un mensaje: “creemos que en el futuro reconoceremos la soberanía argentina y los argentinos van a ceder las Falkland a los británicos para administrarlas”, pero no dijo por cuánto tiempo, cinco años, 15, 50 años. Querían hacer lo mismo que con Hong Kong y China.

¿Qué sintió la población ante ese planteo?

Pensábamos que no era buena idea. Pensaba “espere un minuto, si aceptamos esto, mis hijos o mis nietos serán argentinos. Eso no está bien”. Nos opusimos. El gobierno británico se enojó porque querían resolver el problema y deshacerse de nosotros. El problema era que tenían que gastar dinero para mantenernos. En aquel tiempo, si queríamos algo, como una nueva escuela, teníamos que pedirle al gobierno británico.

Ahora no tienen que hacerlo, somos autosustentables. Tenemos suficiente dinero proveniente de los permisos de pesca (que obtuvimos luego de la guerra), del turismo, de la exploración petrolera para mantenernos. Somos autónomos financieramente de Gran Bretaña, excepto para la defensa.

Si Argentina hubiera esperado, hubieran tenido la soberanía. Estoy totalmente convencido de eso. Y hubiera habido una fecha a partir de la cual a todos los recién nacidos se les expediría un pasaporte argentino. Eso hubiera cambiado todo.

Pero el General Leopoldo Galtieri echó todo a perder. Ahora tenemos la seguridad del gobierno británico de que seguiremos siendo británicos por el tiempo que queramos.

¿Comunicó el fin de la guerra?

Por desgracia nos quedamos sin electricidad en el final. Hubo bombardeos, incendios. Fue horrendo.

Los últimos tres días y tres noches fueron las peores de toda la guerra porque los británicos estaban bombardeando Stanley tratando de debilitar a los argentinos y los argentinos estaban disparando a las montañas donde estaban los británicos.

El ruido era terrible. No podías dormir. Mis dos hijos eran pequeños, tenía 10 y 12 años, y había que tratar de tranquilizarlos diciéndoles que todo iba a estar bien. Y yo no sabía si todo iba a estar bien, no tenía idea. No sabía dónde tocaría tierra la próxima bomba. Vi que una bomba alcanzó la casa de mi tío y estaba en llamas. Afortunadamente, él no estaba en la casa.

En la mañana del 14 de junio, todo se detuvo de repente. Era como si alguien hubiera apagado un interruptor. Todo se volvió tranquilo y en silencio. Así de simple.

Era un silencio extraño, poco saludable. “¿Qué está pasando? ¿Habrá más bombardeos? ¿Van a pelear en la ciudad? Si es así ¿qué pasará con la gente?”. No sabía qué estaba pasando.

Salí a la calle y vi cientos y cientos de argentinos caminando, al este de Stanley, como si se estuvieran alejando de las montañas y pensé: “tal vez se terminó”.

No fue hasta la dos de la tarde que fui hasta el Ministerio Civil argentino, que estaba a cargo de los asuntos civiles. Le pregunté al oficial “¿Qué estaba pasando?”

_Hay un alto al fuego.

¿_Se acabó?

_Sí, se acabó

Después descubrí a un periodista británico que había llegado a la ciudad y me dijo que los argentinos iban a firmar la rendición en la noche. Así supe que la guerra había terminado.

Fue una gran sensación. Pero no pude transmitirlo en la radio porque no había electricidad.

¿Cuándo volvió a transmitir?

Creo que fue dos días después. Recuperé la radio y dije “This is not LRA60 radio Islas Malvinas, it’s the Falkland Islands Broadcasting Station. Y espero no tener que decir esas palabras otra vez”.

Puse el himno nacional, “God save the Queen”, y luego otra canción patriótica llamada “Land of hope and glory” que en Inglaterra es muy conocida. Simbolicé en esas dos canciones que el estilo de vida británico había vuelto a las Falklands.

¿Usted se define como isleño o como británico?

Soy isleño y soy británico. Yo soy quinta generación de mi familia nacido en las islas. Pero hay familias que tienen siete, ocho, nueve generaciones de isleños. Somos el pueblo de las islas. No fuimos traídos aquí, trasplantados por los británicos para molestar a los argentinos, como dice el gobierno argentino. Eso no es verdad. Este es nuestro hogar. Nacimos aquí.

Perfil

Watts nació en las islas hace 67 años, es la quinta generación de su familia nacida en las Falklands.

Trabajó en la radio por más de 40 años. Comenzó cuando tenía 15 y se retiró hace 10 años. En 1974 viajó a Inglaterra para entrenarse en la BBC. Volvió en 1977 para encargarse de la única radio civil de las islas.

Cuando ocurrió la invasión en 1982, llevaba cinco años trabajando como el administrador y presentador de noticias.

Terminada la guerra, fue condecorado por la Reina Isabel en el Palacio de Buckingham por su trabajo en la radio de las Falklands en la noche de la invasión y posterior ocupación argentina.

Hoy trabaja como guía turístico.