Hace diez años, el ejército estadounidense llegó a la base naval de Guantánamo, Cuba, en un avión que traía a unos veinte detenidos desde Kandahar. Los detenidos, esposados de manos y pies y vestidos con mamelucos y gorros naranjas y ojos, bocas, narices y oídos tapados, eran sospechosos de haber participado en los ataques del 11-S, según explicó el expresidente estadounidense George W. Bush, días después.
Bush anunció que a esos hombres no se les aplicarían las protecciones de las convenciones de Ginebra, que amparan a los prisioneros de guerra. Así, en diez años por esta cárcel pasaron 799 detenidos, de los que solo fueron encontrados culpables seis por los tribunales militares, de acuerdo con el Pentágono, y otros siete –incluido el autoproclamado “cerebro” de los ataques del 11 de setiembre– comparecerán ante estos tribunales en los próximos meses.
Los detenidos que fueron sometidos a juicio, lo fueron ante tribunales militares y no civiles.
Actualmente quedan 171 detenidos en esta cárcel –llamada Cam X Ray– alquilada a Cuba por Estados Unidos, ubicada en un limbo legal que se ha convertido en un símbolo de la violación sistemática de los derechos humanos. Entre los detenidos que siguen allí –y que no tienen sentencia sino que permanecen en detención militar indefinida, sin cargos ni juicio–, varios fueron sometidos a tortura y desaparición forzada por Estados Unidos, antes de ser trasladados a Guantánamo.
Muchos de los detenidos son todavía interrogados por empleados militares del centro de detención, aunque también tienen acceso agentes de la CIA, que en el pasado los torturaron con las técnicas de tortura aprobadas por la Administración de Bush, como la privación del sueño, la exposición a temperaturas extremas o el ahogamiento fingido. El año pasado, El País de Madrid publicó documentos cedidos por Wikileaks que revelaban las condiciones en las que se vivieron.
El gobierno ha bloqueado sistemáticamente todos los intentos de los ex detenidos de obtener una reparación por las violaciones. Unos 89 prisioneros fueron absueltos de todos los cargos en este tiempo, pero no pueden regresar a sus países de origen, ya que estos no los aceptan o no cumplen los requisitos de seguridad. Además, el Capitolio ha bloqueado el dinero para trasladarlos, por lo que algunos permanecen en la carcel y otros están en una casita blanca, conocida como Camp Iguana.
Otros se fueron a lugares como Bermuda o Palau. Hasta ahora, una docena de países europeos, desde Irlanda a Albania pasando por España, aceptaron conjuntamente a unos 50 presos que no podían regresar a sus países por temor a represalias. De los países europeos que los aceptaron, Inglaterra fue el que más participó, ingresando a 14 ex detenidos.
Cuando el actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, asumió su cargo en 2009, se comprometió a cerrar Guantánao en menos de un año (eso quería decir, antes del 22 de enero de 2010). En este momento, el gobierno de Obama dice que no han podido cumplir el compromiso al Congreso de Estados Unidos.
En 2009, su declaración se centró en que Guantánamo era utilizado como una herramienta de reclutamiento de terroristas, perjudicial para la seguridad nacional de Estados Unidos. En este tiempo, Obama se ha enfrentado a la profunda oposición en el Congreso para trasladar a los reclusos a territorio continental, y para realizar juicios civiles a los principales sospechosos de Al Qaeda.
Amnistía Internacional, que lucha activamente en contra de esta base de detención y de las violaciones a los derechos humanos que se producen ahí dentro, argumenta sobre este punto que “no se pueden invocar las leyes y la política nacionales para justificar el incumplimiento de las obligaciones contraídas en un tratado. El derecho internacional exige que se busquen soluciones, no excusas.”
En contradicción con esta postura, una controvertida ley, que el propio presidente promulgó a finales de diciembre tras una dura puja en el Congreso, previene de hecho el cierre de la prisión. La ley prohíbe el uso de fondos públicos para transferir detenidos hacia Estados Unidos y decreta que los sospechosos de terrorismo deben ser juzgados ante tribunales militares especiales.
Este 9 de enero, un portavoz de la Casa Banca transmitió que Obama está decidido a cerrar la prisión, a pesar de no hacerlo cuando se dijo.
"El compromiso que el presidente tiene de cerrar la cárcel de Bahía de Guantánamo es tan firme hoy como lo fue durante la campaña (hacia la presidencia, en 2008)", dijo el portavoz Jay Carney.
"Todos somos conscientes de los obstáculos para conseguir que esto se haga con la prisa que el presidente querría hacerlo ... pero el compromiso del presidente no ha cambiado en absoluto.", acotó.
Teniendo en cuenta la firme oposición a la clausura de la cárcel y la presión política en el año de las elecciones presidenciales, no parece ser una ruta viable el cierre próximo de Guantánamo.
El martes 10, militantes de Amnistía Internacional Francia cubrieron con una lona de color naranja (como el mameluco que deben usar los prisioneros) a la Estatua de la Libertad en París.
"Hace diez años que Estados Unidos se burla de los derechos humanos. Esta acción simboliza el hecho de que Estados Unidos da la espalda a la justicia, los derechos humanos, la libertad", declaró en el lugar a la AFP Geneviève Garrigos, presidenta de Amnistía Internacional Francia.
"Nosotros exigimos el cierre de Guantánamo, así como investigaciones sobre los autores de ese sistema y esas violaciones que podrían quedar sin castigo: detenciones arbitrarias, detenciones ilimitadas sin proceso, utilización de la tortura, traslados de prisioneros en forma totalmente ilegal", insistió.