El oficialismo considera que la legislación vigente (del año 38) penaliza a la mujer que se practica un aborto y sólo favorece la clandestinidad. “Ninguno de los que promueve y vota este proyecto aprueba el aborto, son otras las razones. Este proyecto está en sintonía con una significativa mayoría de la sociedad uruguaya. El país viene avanzando con las políticas en materia de salud sexual y reproductiva que se aplicaron a partir de la ley 18.426, desde el asesoramiento sobre cómo transformar un embarazo no deseado en un embarazo deseado, hasta las prevenciones a tomar en lo previo y en lo posterior a un aborto. Todo eso hizo que se reduzca en un 25% la cantidad de abortos y que se lleve a cero el número de muertes. Pero aún hay una barrera y es esa ley 9.763 que criminaliza a la mujer que quiere abortar”, señaló Luis Gallo, integrante de la comisión de salud por el oficialismo.
La discusión del proyecto comenzó a mediodía y terminó cerca de las 10 de la noche. En la barras presenciaron integrantes de distintos movimientos a favor y en contra del la iniciativa. También estuvieron en parte de la discusión el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, el subsecretario de Salud Pública, Leonel Briozzo, y los diputados Yerú Pardiñas (Frente Amplio) y Fernando Amado (Partido Colorado). Amado estuvo hasta el final.
La oposición basó su negativa a este proyecto en base a “la defensa a la vida”. Varios legisladores sostuvieron que luego de la concepción hay un ser vivo que no es propiedad ni del padre ni de la madre. “Es un ser con una identidad propia y distinta, única. Entonces en la base de la diferencia de opinión que tenemos con la mayoría está este hecho. A partir de la concepción estamos hablando de un ser diferente, que va a mantener esa identidad biológica, psicológica y social hasta el final de sus días”, dijo el senador colorado Alfredo Solari que fue el miembro informante por la minoría.
Un frenteamplista que se fue de sala y un colorado que no pudo votar
En el oficialismo hubo un senador que no votó. Fue Carlos Baráibar que fundamentó su voto y le dio su lugar a su suplente, Milton Antognazza.
Baráibar dijo que tiene formación cristiana, pero para tomar esta decisión trató de separarse de eso. “Yo estoy de acuerdo con la despenalización del aborto en una cantidad de razones, pero no estoy de acuerdo en una: la despenalización del aborto por la sola voluntad de la mujer. Ese es para mí el punto de quiebre en torno a una posición u otra posición”, afirmó.
En el caso del senador de Vamos Uruguay, Ope Pasquet, su voto fue negativo aunque fundamentó que lo hacía por disciplina partidaria. Fue su sector el que mandató por amplia mayoría a votar negativamente el proyecto. “Creo que este no es un tema para disciplina partidaria, pero acepto que a estas cosas las resuelve la mayoría. Yo no soy partidario del aborto, pero sí soy partidario de la despenalización del aborto porque la sanción es inútil y además es dañina. No se aplica, no tiene vigencia práctica y la sociedad no cree que esto sea un delito. Lo menos que podemos hacer es que el cuerpo electoral se zanje y a través de un plebiscito, pero para que haya ese plebiscito tiene que haber ley. Así que al menos esta iniciativa servirá para eso”, sostuvo.
“¿Usted le dice a una joven de condición socioeconómica alta y cultural ‘da tu hijo en adopción, andá al Mides’?”
En un momento de la discusión, el senador nacionalista Luis Alberto Heber se preguntó cuál era el apuro para aprobar esta ley si hace algunos años que no se registran muertes por abortos en el país.
Para Heber, la solución es mejorar los métodos de adopción y agilizar al INAU.
Estas palabras motivaron una interrupción de Xavier. “Porque siempre la solución es dar al hijo en adopción o ser susceptible de programas sociales de apoyo ¿Las mujeres con buen nivel socioeconómico no tienen embarazos no deseados?, ¿siempre terminan haciendo que sus embarazos culminen y tienen a sus hijos? No es lo que la realidad corrobora. La pregunta se la hago al senador que está en uso de la palabra, ¿usted le dice a una joven de condición socioeconómica alta y cultural ‘da tu hijo en adopción, andá al Mides a ver si encontrás algún programa de apoyo, capaz que no necesitas para darle de comer pero precisás otro tipo de contención’. Parece que son solos algunos tipos de personas, las mujeres pobres y sin cultura, y los de izquierda”, dijo
Y Heber le respondió. “Si a esto lo hacemos en función de la mujer que tiene condiciones es peor. A mí me preocupa la mujer que abandonada por el hombre, sin condiciones de vida y sin trabajar, por supuesto que ese embarazo es una condena. Es ahí donde tenemos que estar, yo no estoy hablando de la estadística, no me importa si es una sola o dos. A mí me preocupa la mujer que está sola con un hijo y sin trabajo. Esa es la que está desesperada, no la otra”, sostuvo.
“En la puerta del Pereira Rossell se vende el Misoprostol a 2.000 pesos y a 7.500 pesos”
El único senador de la oposición que votó a favor del proyecto fue Jorge Saravia, del Partido Nacional. Cuando fue frenteamplista en la legislatura pasada ya había acompañado la iniciativa.
Saravia dijo que es creyente pero su posición se basó en la realidad y destacó los avances logrados con la ley de salud sexual y reproductiva aprobada.
“Vamos a no comernos la pastilla, últimamente ha aparecido el Misoprostol que se vende hasta por internet. Las clínicas de aborto clandestino se van a fundir. Todos sabemos que en la puerta del Pereira Rossell se vende el Misoprostol a 2.000 pesos y a 7.500 pesos, eso basta con sólo preguntarle a alguna de las muchachas que pasa por allí. No es mejor que si se van a tomar esas pastillas que las mujeres estén asistidas ante cualquier dificultad y que tengan la seguridad de que no van a ir procesadas”, sostuvo.
“¿Cuándo va a entrar un cachito de realidad por la claraboya?”
“Soy un hombre joven, así como me ven, tengo seis hijos, así que nadie me puede decir que soy abortista”, dijo el senador frenteamplista Luis Rosadilla.
El legislador acompañó la iniciativa yen su argumentación dijo que todos debían conocer alguna situación de aborto. Luego pidió que entrara “un cachito de realidad por la claraboya del Palacio Legislativo”. “Todos nosotros hemos hablado con una muchacha y eventualmente también con su madre, su compañero o una amiga, pocos días después de un aborto ¿Parecía que esas mujeres venían de una fiesta o de algo agradable? Quizá alguno me podrá decir que no habló nunca y acepto la excepción, pero con los números que hay, 330 mil abortos cada 10 años ¿Dónde estamos? ¿En qué país vivimos?”, expresó.