Este martes, López junto a Víctor Guerrero, en representación de Vicaría de la Familia y la Vida de la Conferencia Episcopal del Uruguay, afirmaron en la Comisión de Salud del Senado que las campañas para despenalizar el aborto están financiadas por grandes fundaciones y organizaciones internacionales, entre las que citaron a la Fundación Ford y la Fundación Rockefeller.
Ese grupo parlamentario está analizando un proyecto de ley que despenaliza el aborto hasta las 12 semanas de gestación y por sola voluntad de la mujer.
Los legisladores se mostraron sorprendidos por estas afirmaciones que entendieron como una acusación. Sin embargo, López dijo que no pretendían acusar a los legisladores y que confían en su buena fe. “Nosotros no acusamos a nadie. Mostramos cuáles eran las presiones internacionales y las estrategias”, dijo López a No toquen nada de Océano FM.
Entre esas estrategias, la activista católica citó el argumento que se esgrime respecto a que el número de abortos no aumenta con la legalización de la práctica. “El número de abortos creció constantemente después de la legalización en Cuba, Rusia, Japón, Estados Unidos, Francia, España, Australia, Canadá, India, Portugal, Nueva Zelanda”, afirmó. Al ser consultada acerca de que es difícil llevar estadísticas precisas antes de la despenalización, justamente por el carácter ilegal de la práctica, dijo que “generalmente cuando no son legales, se aumentan las cifras para legalizarlo. Esa es otra de las estrategias”.
“Existen presiones internacionales para legalizar el aborto. Esto no es nuevo, de hecho este proyecto de ley que está hoy en día en la Comisión de Salud del Senado fue presentado en Brasil en 2005 y en Argentina hace poquito tiempo. Es una simple estrategia que se utiliza a nivel mundial para poder legalizar el aborto. Detrás hay presiones a las que les interesa controlar la población”, afirmó López.
Para ella, “la Iglesia siempre busca iluminar las realidades”. Así, su presentación en el Parlamento buscó mostrar otras consideraciones que para ella son ignoradas por los legisladores. Es mejor, “cuando nos damos cuenta de que había otros intereses que no estábamos viendo”, dijo. “Creemos en la buena fe de todos los legisladores, si no fuera así no hubiéramos ido”, agregó.
Se tratan de “estrategias que manipulan, muy bien pensadas, por eso a veces las personas caen en su buena fe”.