Si todo sale de acuerdo a lo que estas personas planean, en las elecciones de 2014 Uruguay tendrá su Partido Pirata (PP). Mientras en Berlín el PP alemán consiguió 15 diputados, algunos uruguayos están organizándose para que quienes desean que haya cambios legislativos respecto a internet, la tecnología y los derechos de autor -incluso en áreas como la educativa- puedan tener representación en el Parlamento.
El primer Partido Pirata surgió en Suecia en 2006 como una corriente política que trabaja para reformar las leyes de propiedad intelectual, industrial, de patentes y de copyright. Promueven el copyleft, los sistemas operativos libres, y la libre circulación de información y contenidos en internet, además de defender el derecho a la privacidad. Como no se pronuncian sobre temas en los que no están especializados, escapan al sistema dualista Derecha-Izquierda. Luego, estas ideas fueron tomando forma en otros 23 países que ya tienen formalmente su Partido Pirata, como Alemania, Austria, Francia, Bélgica y España. Recientemente, el PP alemán consiguió llegar a 15 diputados en las elecciones de Berlín. Un artículo de la Deutsche Welle cuenta las repercusiones.
En Uruguay algunas personas están trabajando en que en las elecciones de 2014 haya un Partido Pirata. Sus objetivos son similares a los que tienen los PP europeos, así como también esperan prevenir que se produzcan abusos o que se aprueben leyes como la Sinde, en España. Otro de sus centros de interés es la educación en relación con la tecnología. Dentro de un mes piensan comenzar a recolectar las 1.500 firmas que necesitan para inscribirse como partido en la Corte Electoral.
Gustavo Azambuja tiene 28 años. A los 19 empezó a trabajar en Uruguay para Panda Security, luego se trasladó a la sede brasilera como gerente del área técnica hasta que hace dos años abrió su propia empresa de seguridad informática. Este febrero volvió a instalarse en Uruguay, donde está armando una empresa de consultoría en el área de protección de datos personales, cuya ley se aprobó en 2010. Sebastián Ventura tiene 22 y espera recibirse este año de ingeniero de Sistemas en la Universidad de la República. Trabajó en informática en el área de infraestructura, pero ahora puso a un lado el trabajo –por poco tiempo– para poder recibirse. Ambos integrantes del futuro Partido Pirata Uruguay conversaron con 180 acerca de sus ideas en el ámbito uruguayo.
Cuando Azambuja todavía estaba en Brasil, decidió que Uruguay debería tomar medidas para evitar ciertos problemas que están sufriendo varios países europeos respecto al control de los contenidos en internet, así como mejorar los avances que se estaban intentando lograr en la educación, por ejemplo, con el Plan Ceibal. Así que creó una página, un foro y un Twitter y de esa manera conoció a Ventura.
¿Sus objetivos en Uruguay se dirigen más hacia la prevención que hacia el cambio?
Azambuja: Uruguay desde siempre ha sido pionero en muchos aspectos de legislación –voto de la mujer, abolición de la esclavitud, por ejemplo–, entonces, ¿por qué no ser pioneros en leyes sobre tecnología? La idea del Partido Pirata es actualizar la legislación uruguaya a las nuevas realidades, culturas y velocidades de la información, algo que hoy los partidos políticos difícilmente están analizando a futuro.
Políticamente, ¿en qué se diferencian con los partidos que ya existen?
A: Es otra forma de hacer política. Los grupos políticos hoy, en Uruguay, buscan llegar a la presidencia, tener el mayor poder posible. El Partido Pirata difícilmente busque ahora llegar a eso; lo que sí queremos es ser especialistas en un determinado segmento y usar todos nuestros recursos para mejorar ese espectro de la legislación. No buscamos tener un presidente, buscamos tener las mejores propuestas en la parte de tecnología, cultura, innovación, desarrollo, ciencia y educación con respecto a la tecnología.
¿Tienen asesoría legal?
A: No. Pero sí nos hemos contactado con abogados que nos dijeron que apoyaban al partido, aunque todavía no nos reunimos.
Una de las principales críticas que reciben los Partidos Piratas europeos desde sus opositores es que no tienen experiencia, que son demasiado jóvenes, que les faltan propuestas. ¿Qué piensan de esto respecto a ustedes?
A: Creo que está muy bueno que sea así, porque nosotros nos vamos a encontrar con un sistema político que tiene sus propias formas extrañas de funcionar y nuestra tarea es entenderlo y hacerlo transparente.
Ventura: El que seamos jóvenes tiene principalmente dos beneficios: primero, que los menores de 30 o 35 años tenemos esa rebeldía, ímpetu y fuerza para cambiar las cosas, aunque no siempre se puedan llevar a cabo; y segundo, que los jóvenes somos los que más entendemos la tecnología, que es sobre lo que queremos trabajar.
A: Hay cosas que para las nuevas generaciones resultan complicadas de entender. Por ejemplo, ¿por qué, si queremos saber qué opina la población sobre determinado tema, tenemos que juntar un montón de firmas, ¡en papel!, presentarlas, que alguien las mire, las verifique, esperar como cuatro años hasta las próximas elecciones, imprimir tres millones de boletitos, esperar a que la gente los ponga adentro de una caja, y después contarlos. A mano. Hoy tenemos los medios para hacer eso de un día para otro.
¿Y el riesgo de fraude?
A: Ya existen los medios para evitar eso. Acá se está comenzando a ver el tema de la firma digital, que en otros países ya se usa. Lo que no podemos es empezar a usar esas tecnologías dentro de 30 años, cuando ya sean viejas.
V: Creo que el problema no es tanto el riesgo que tienen los sistemas de información, sino lo que piensa la gente de los riesgos de los sistemas de información.
A: Cuando se habla de todo el tema de robos a través de internet, por medio de las tarjetas de crédito, sale en toda la prensa y todo el mundo le da mucha importancia, cuando en realidad es mucho más seguro comprar por internet que comparar en una tienda normal. En internet tenés certificados, si te aparece el candadito sabés si la página es segura, o no. Determinadas tarjetas internacionales y nacionales tienen seguro contra robo. En un local, cuando das la tarjeta, no tenés idea de si la persona que la pasó tiene antecedentes, de si tiene experiencia, de quiénes son los amigos, de si te acaba de copiar todos los datos.
El Partido Pirata Uruguay se apoya en cuatro pilares: libertad de internet, Gobierno Electrónico, cambios en los derechos de autor y abolición de la mayoría de las patentes.
¿Por qué debería usarse software libre en los organismos públicos?
V: El problema no es tanto si usar o no usar Windows, sino en qué formato están los archivos. Imaginate que si los datos de DGI se guardan en un tipo de archivo-propietario (o sea que una empresa privada, como Microsoft, es dueña de la patente del tipo de archivo), significa que si esa empresa se funde o deja de funcionar, el Estado, dueño de la información, no puede acceder a ella. En un caso más real, el Estado puede tener su base de datos en la versión 1 de un programa, y si la empresa que diseñó la base de datos dice “ahora está la versión 2 y la versión 1 no es compatible”, el Estado está obligado a modificar todo. Y si no puede porque no tiene el dinero, o recursos, o tiempo, pierde el acceso a la información.
Lo mismo pasa con los ciudadanos. Si queremos acceder a determinada información y el Estado nos la manda en un .doc (archivo de texto), su mensaje es “estás obligado a comprar una licencia de 400 dólares de Microsoft Office para poder abrir este archivo”. Y hay muchos más ejemplos.
¿Qué está pasando con el Gobierno Electrónico en Uruguay?
V: Hay poco y nada. Se están intentando hacer cosas y hay ideas muy buenas, Agesic (Agencia para el Desarrollo del Gobierno de Gestión Electrónica y la Sociedad de la Información y del Conocimiento) está haciendo un gran esfuerzo para hacer las cosas bien, pero, por ejemplo, hay muchas páginas del Gobierno que están desactualizadas o se pisan con otras páginas. No están unidas. Para nombrar alguna, la página tramites.com.uy tiene un diseño que no tiene nada que ver con el de la DGI, y los pasos que indican para hacer determinados trámites no coinciden.
A: Son esfuerzos separados de cada una de las instituciones, no hay una fuerza común que diga “vamos a unificar esto”.
V: Y tienen problemas de usabilidad y accesibilidad. Por ejemplo, si en la página de la DGI ponés algo en el buscador y le das ‘enter’, no anda; tenés que cliquear en donde dice “Buscar”. Eso puede no parecer importante, pero imaginate que para una persona ciega, que necesita un programa especial para usar la computadora, tener que hacer clic en un botón significa no poder usar la página.
En su página web tienen un artículo, escrito por ustedes, en el que ponen el tema de la educación como una de las principales áreas en las que les interesa trabajar.
A: Para mí, la forma en la que hoy se educa está muy atrasada respecto a cómo los niños aprenden. Para decirlo de forma simple: hoy en una clase, la maestra es “La Maestra”, una concepción antigua del término: es el que se para frente a la clase y dice “niños, absorban todo mi conocimiento”. Y eso hoy no puede ser así; la maestra hoy tiene mucha menos información de la que puede tener un niño con la XO enfrente. Entonces, ella tiene que dejar de ser la maestra y pasar a ser la guía. Hay intentos de actualizaciones donde la tecnología está comenzando a ejercer un papel, pero de forma incorrecta. El Plan Ceibal es excelente, pero no se está utilizando de la mejor forma posible, porque se pusieron las máquinas, pero las maestras, literalmente, no saben qué hacer con ellas. Muchas tienen como regla que los niños pueden llevar la computadora a la escuela una vez por semana, que es el día de jugar. No se les enseña a hacer un blog, a usar Google Maps, Google Docs para trabajar en grupo, cosas básicas.
¿Qué implica una buena ley de neutralidad de la web?
V: Que ninguna compañía pueda decidir qué contenidos podés ver. Que tampoco puedan decidir qué contenido es mejor que otro o qué contenido te llega más rápido. Y que el Estado tampoco lo pueda decidir. Y que no se puedan tomar decisiones en cuanto a la velocidad. Por ejemplo, en España, Telefónica lanzó un servicio en el que te ofrecen determinadas páginas web a mucha más velocidad, y el resto son más lentas. Y el problema es que no te están ofreciendo esas páginas a mucha más velocidad, sino que te están dando las otras a mucha menos. Los datos son datos, no podés investigar su contenido para decir “quiero que este viaje más rápido y este más lento”. Hoy en Uruguay no está pasando, pero no hay una ley que lo impida.
Pedro Bordaberry anunció este miércoles que el lunes que viene presentará un proyecto de ley que consagra la neutralidad de la red en Uruguay. ¿Ustedes tienen intenciones de hacer algo al respecto?
A: Ayudar.
¿Y si no se llevan el crédito?
V: Es que lo nuestro no es tanto el tema de conseguir votos, sino representar a los ciudadanos nativos digitales. Si los podemos ayudar a través de otros partidos, no importa; lo que importa es que esas cosas se lleven a cabo.
El derecho de autor tiene origen francés y da un derecho al autor sobre sus obras artísticas, literarias, musicales o científicas. El copyright, por otra parte, es de origen anglosajón y no está apegado al autor, sino al patrimonio, por lo que se vincula más con la industria de la reproducción que con el autor en sí. Por otra parte, las patentes son derechos que el Estado le da a alguien por una invención. Azambuja y Ventura no están de acuerdo con determinados aspectos de la legislación uruguaya respecto a estos temas.
V: Muchas veces el derecho de autor termina protegiendo más a la industria que al autor. Nosotros queremos volver a una ley que proteja más al creador que al que copia. Al mismo tiempo, queremos crear excepciones al derecho de autor, por ejemplo en el uso de la obra sin intención de ganar plata –como bajar una película para mirarla, no para venderla–, que en este momento no está permitido.
Otro problema que vemos respecto al copyright en Uruguay y en muchos países europeos es que este se extiende hasta 50 años después de la muerte del artista, o 70, en el caso de Uruguay. Y aunque acá no se gane mucha plata por este medio, no hay razón para que se tenga que esperar tanto tiempo para que la gente pueda usar las obras y expandir la cultura.
A: Un ejemplo sencillo es el de alguien que escribe un libro criticando algo, expresando una nueva forma de pensar o cualquier cosa que pueda ser complicada para otro sector. Imaginate que el tipo justo se muere enseguida y la editorial tiene los permisos del libro. Si viene una empresa y compra esos derechos, o si a la misma editorial no le interesa que ese libro esté en circulación, puede no publicarlo por 70 años. Y si a los 70 años sigue queriendo que no exista, publica una nueva partida del libro, que pueden ser cinco libros, y sus derechos se extienden unos cuantos años más.
¿Y qué pasa con el copyright mientras el autor está vivo?
V: Creemos que hay que disminuir el plazo, pero no eliminarlo.
A: Que después de un tiempo tu obra pase a dominio público, no significa que vayas a dejar de ganar dinero sobre ella. La podés seguir vendiendo.
Además, hay investigaciones internacionales, especialmente en cine, que es una de las industrias donde hay más juicios por violaciones de copyright y descargas ilegales, que muestran cómo desde que nació el P2P (“Peer to peer” es el sistema de red que permite el intercambio directo de información de todo tipo, entre dos computadoras interconectadas, como es el ejemplo de Ares, Bit Torrent o eDonkey) el cine recauda cada vez más. Es decir: esas personas que piratean, van más al cine. Y lo mismo con la música, porque cuantas más personas escuchen a un artista, más gente va a pagar la entrada para ir a verlo a sus recitales.
La idea del PPU es buscar un medio adecuado para acercarse a la democracia semidirecta. Por ejemplo, en el caso de que tuvieran un diputado, a la hora de votar una ley propuesta en el parlamento, o de pronunciarse respecto a determinado tema, se votaría dentro del partido y de forma electrónica, de manera que cada votante del partido pueda dar o no su apoyo. Idealmente y a futuro, esperan que las votaciones sean electrónicas para que cada ciudadano de cualquier partido pueda pronunciarse a favor o en contra de los temas que se voten.
V: Si vos votaste a determinado político y ahora, sobre un tema específico, no estás de acuerdo con lo que él va a votar, en esa situación específica le retirás tu voto y votás directamente. Emitís tu opinión directamente.
¿Y para qué se necesitaría la existencia de ese político?
V: Es que continúa siendo una representación, pero no directa. En todos los temas que a vos no te interesan, o todos en los que te sentís tranquila con ese representante, él va a estudiar los temas y va a votar por vos.
A: Nosotros en Uruguay estamos muy bien. Y por eso creemos que podemos ser un ejemplo para el resto del mundo. Tenemos un país bastante controlado en términos de tamaño y población, de acceso a la información. Está el Plan Ceibal, con el que estamos yendo hacia un lugar muy interesante, porque en los próximos años van a salir una cantidad de jóvenes al mercado con conocimientos muy interesantes, algo que no se dio en ningún otro país del mundo. Tenemos una sociedad que se interesa muchísimo en la política, que investiga mucho sobre las cosas y tenemos jóvenes que están cada vez menos interesados en la política de hoy. Entonces tenemos las herramientas como para cambiar las cosas y ser un ejemplo.
Página oficial del Partido Pirata Uruguay: partidopirata.org.uy
En la página oficial del Partido Pirata España se puede leer el estatuto pirata en español. www.partidopirata.es