En medio de la oscuridad y a mucha velocidad, el vehículo abandona el hotel Rixos donde se aloja la prensa, situado en el corazón de la capital libia, alrededor del cual se sucedieron el domingo y el lunes intensos combates entre las fuerzas leales al régimen y los rebeldes.
El coche se dirige a un destino desconocido, que al final no resulta estar muy lejos del hotel, surcando las calles negras de la ciudad, pues muchos barrios de Trípoli están sin electricidad.
Durante los dos kilómetros hasta la residencia de Gadafi, el conductor enciende las luces, las apaga, hace señales con los faros, acelera y frena bruscamente.
Finalmente, el automóvil llega a una de las entradas de la inmensa residencia de Bab al Aziziya del coronel Gadafi, protegida de altas murallas y miradores.
El conductor sube a la acera para atravesar una barrera de hormigón.
Los guardias abren la puerta. Los periodistas se encuentran entonces en el corazón de Bab al Aziziya, justo en el momento en que empiezan a circular rumores sobre inminentes bombardeos de la OTAN sobre la residencia.
Varias decenas de camionetas descubiertas y todoterreno, sobre las que hay ametralladoras o cañones antiaéreos, se perciben en medio de la oscuridad.
Por fin, el coche se detiene ante "la casa resistencia" de Gadafi, tal y como él mismo la denomina. Es una casa en ruinas, que fue bombardeada en 1986 por aviones estadounidenses y en la que murió la hija adoptiva del líder libio.
"Alá, Muamar, Libia y nada más", corean una veintena de seguidores del coronel mientras rodean el coche, con la mirada pegada a los cristales tintados.
"No, no es Muamar Gadafi", dice un guardia a la multitud que permanece inmóvil, esperando ver aparecer a uno de los hijos del "Guía".
Varios hombres cuelgan una bandera libia de color verde detrás de la silla donde debe sentarse Saif al Islam. Delante, sobre una mesa baja, depositan una bandera más pequeña, un corán y el libro verde, la obra escrita por Gadafi dedicada a la política.
Finalmente, Saif al Islam llega a bordo de un todoterreno blindado: viste una camiseta de color kaki, se da un baño de multitud.
"¡Venga, subid rápido!", grita uno de los acompañantes del hijo de Gadafi a los periodistas, que se apresuran a tomar asiento en el nuevo vehículo.
Varios centenares de metros más lejos, los coches se detienen en un terreno desierto iluminado por focos. Todo el mundo desciende. Saif al Islam se dirige hacia los periodistas, sin la protección de sus guardaespaldas.
"¿Habéis visto la batalla de hoy?", pregunta sonriente.
"No, sólo hemos oído el ruido" de los combates, responde uno de los reporteros, que ha pasado el día atrincherado junto a una treintena de compañeros de la prensa internacional en el hotel Rixos, cuyos empleados han desertado y donde han estado sin luz y sin agua durante dos días.
Saif al Islam, influyente hijo del coronel Muamar Gadafi, reapareció para desmentir su captura, reforzando el sentimiento de confusión que reina en Trípoli, controlado en su mayor parte por los rebeldes que proclamaron el fin de la era Gadafi.
"Estoy aquí para desmentir las mentiras", indicó Saif al Islam a los periodistas en el complejo residencial de su padre, refiriéndose al anuncio de su propia detención.
"Trípoli está bajo control nuestro. Que todo el mundo esté tranquilo. Todo va bien en Trípoli", indicó a los periodistas el hijo del coronel presentado como su sucesor y portavoz oficioso del régimen, rodeado de decenas de simpatizantes.
Según Saif al Islam, sobre quien pesa una orden de detención emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes contra la humanidad, las fuerzas leales infligieron "grandes pérdidas hoy a los rebeldes que asaltaron" Bab al Aziziya.
El fiscal de la CPI, el argentino Luis Moreno Ocampo, había anunciado la noche del domingo la detención de Saif al Islam, pero su portavoz admitió el martes que no podía confirmar la información.
El presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdeljalil, también afirmó el domingo que disponía de "informaciones seguras de que Seif al Islam fue detenido".
Mohamed Gadafi, otro hijo del coronel Muamar Gadafi, cuya detención fue anunciada el domingo por los rebeldes, consiguió escaparse, indicó el lunes una fuente rebelde de alto nivel en Bengasi.
Seis meses después de su alzamiento y cinco desde que la OTAN decidió intervenir bombardeando a las fuerzas de Gadafi desde el aire, los rebeldes lanzaron su ofensiva sobre Trípoli el sábado por la noche.