Hasta ahora en Uruguay había dos transgénicos aprobados en maíz y uno para el cultivo de soja. Jones dijo que eso fue en 2003-2004, pero ahora hubo un desarrollo tecnológico. Los nuevos elementos aprobados le dan al maíz distinta resistencia a insectos o si no una combinación de resistencia a insectos y también resistencia a herbicidas. Esto último es la novedad, ya que los aprobados hasta el momento eran solo resistentes a insecticidas.
Los herbicidas se utilizan para control de malezas. El más común es el glifosato, que tiene las características de que mata todo tipo de pastos y maleza de hoja ancha como los dientes de león. Jones explicó que estos transgénicos modifican el metabolismo de la planta para que no sea afectada por el herbicida. “Si yo como un choclo no estoy comiendo herbicida, estoy comiendo una planta que tiene una aplicación para tolerar el herbicida”, aclaró.
La ingeniera Jones sostuvo que la aprobación se realizó después de dos años de revisión de la bibliografía sobre estos maíces y sus posibles impactos. De todas maneras, sostuvo que debería investigarse el impacto a nivel del contexto local. “Los datos de fauna en otros países del mundo pueden no ser referencia para Uruguay. Los investigadores se preguntaron qué pasa en nuestras condiciones”, afirmó.
Además, la ingeniera agrónoma señaló que otro caso para tener en cuenta es si un agricultor orgánico quiere evitar la contaminación de su maíz con un maíz transgénico. “Cuáles son las condiciones necesarias para que se garantice que su maíz no va a tener contaminación, cuáles son las barreras necesarias para evitar que el polen transgénico vuele a una chacra donde hay un agricultor orgánico que quiere tener un maíz libre de transgénico”, se preguntó.
