Estos datos surgen del estudio “Transiciones a la adultez y educación”, promovido por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa). La socióloga Verónica Filardo, autora del trabajo, en conversación con 180 explicó algunos de los datos más relevantes del estudio, que considera cuatro eventos fundamentales: salida del sistema educativo, ingreso al mercado laboral, constitución de domicilio diferente al hogar de origen e inicio de la vida reproductiva (hijos).
Los datos están basados en la Encuesta Nacional de Adolescencia Juventud de 2008 y muestran que casi el 98% de los niños egresa de Primaria. De ellos, el 23% repite algún año, principalmente primero, y solo uno de cada diez niños que repite termina luego Secundaria. La opinión de Filardo frente a estos datos es que es un error focalizarse en cada ciclo por separado a la hora de enfrentar el problema educativo: con un niño que repite en Primaria, ya “hay una determinación muy importante de la probabilidad de egreso de la educación media. Entonces, cuando hablemos de educación, no nos focalicemos exclusivamente en un ciclo, porque los desempeños que se obtengan en un nivel, tienen efectos en el siguiente. En este momento no puede considerarse este aspecto a nivel institucional; en primer lugar, porque el diseño institucional de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) está desconcentrado; en segundo lugar, porque no hay información estadística de la trayectoria individual de los sujetos, que además se traspase de un desconcentrado a otro. Entonces no hay posibilidad de estudiar sistemáticamente qué es lo que pasa en la trayectoria estudiantil de cada niño”, explicó.
El estudio también muestra que especialmente para los varones, generalmente de nivel socioeconómico bajo y con menor clima educativo en su hogar de origen, el ingreso al mercado laboral se da más temprano y compite con la permanencia en el sistema educativo, además de ser quienes tienen hijos más temprano. A los 17 años, el 60% de los varones de menor nivel educativo ya tuvo la primera experiencia de trabajo de más de tres meses, frente al 49% de los de educación media y 15% de los que los que alcanzan estudios terciarios.
Sin embargo, solo el 4% de hombres y mujeres abandonan Secundaria por haber tenido hijos. Incluso las mujeres, al contrario de lo que suele suponerse cuando se dice que abandonan Secundaria “porque se quedan embarazadas”, el abandono se da antes de tener el primer hijo. En esta línea, el estudio muestra que cuando se habla de los ni-ni (jóvenes que ni estudian ni trabajan), que se calcula en unos 80.000, nunca se toma en cuenta el porcentaje de mujeres que sí trabajan, aunque sin remuneración, atendiendo tareas domésticas y de cuidado en el hogar. Filardo dijo que estas mujeres no están excluidas del sistema en este momento, pero que estas condiciones pueden generar dificultad y vulnerabilidad futuras muy importantes.
En este momento, la tasa de desempleo en Uruguay para los mayores de 25 años es del 4%. Sin embargo, es de 18% para los menores de 25, y de 23% para las mujeres menores de 25. A su vez, estos datos se fragmentan según nivel educativo propio o familiar.
En cuanto a las políticas que se intentan implementar a nivel estatal para mejorar esta situación, como el Compromiso Educativo lanzado en 2011, Filardo dijo que es necesario que las miradas sean integrales y no se enfoquen solo en Secundaria. Explicó que el problema del Compromiso Educativo -sistema por el que se da dinero a los alumnos con riesgo de abandono de Secundaria- es que no tiene peso cuantitativo, al aplicarse a 1.600 estudiantes, y además es dudoso que los 1.000 pesos que se les paga por mes, compitan con el sueldo que percibirían de abandonar el liceo y conseguir trabajo. Por otra parte, sí destacó que gracias a estas políticas se involucra a diversos sectores y se hace visible la problemática a nivel social.
Acerca de las medidas a tomar en torno a la repetición en Primaria, Filardo dijo que “el tema de la repetición es una preocupación, hace 20 años que se viene hablando de lo mismo y se han implementado muchas políticas para intentar reducirla”. De hecho, agregó, hay algunos indicios de esa reducción, aunque el tema es cíclico. “En este momento repiten más los de 12 años que los que repitieron los que tienen entre 25 y 29. Hay distintas teorías, como pensar en si la repetición es un mecanismo disciplinario, en sí es un control en relación a determinados objetivos que se plantea en primer año, como la lectoescritura. Hay muchos sistemas educativos a nivel internacional que no consideran la repetición como un mecanismo pedagógico, es decir, no se repite en la escuela. Otro debate importantísimo es si la repetición ayuda o no ayuda a incrementar la calidad de los aprendizajes. Ese es el debate subyacente al tema de la repetición”.