"La prensa sensacionalista no corrompe, nace corrompida”

El premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, en su charla este jueves en la Universidad Católica del Uruguay, elogió al Uruguay de los sesenta e hizo duras críticas a la frivolidad que trajo el progreso de la información y a la falta de respeto a las leyes que vive la sociedad actual.

Actualizado: 15 de abril de 2011 —  Por: Clara Esmoris

"La prensa sensacionalista no corrompe, nace corrompida”

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Vargas Llosa, bajo el discurso “Cultura y poder en nuestro tiempo”, recordó que en su primera venida a Uruguay, en los sesenta, le pareció que no estaba en Latinoamérica: “era otra cara del continente, una sociedad regida por instituciones que funcionaban con eficacia”. Dijo que vio a Uruguay como un país pequeño, con una cultura alta, donde se respiraba aire de modernidad. “Era una América Latina muy distinta a la que padecíamos los peruanos, venezolanos, los colombianos, etcétera”.

Dijo que hoy en día la política está desprestigiada en casi todo el mundo, que los ciudadanos ven esta actividad como algo mediocre, vil, como una manera rápida de enriquecerse.

El escritor ve que parte del problema está en que el progreso de la información, en vez de incentivar la democracia y la participación en la vida pública, hizo lo contrario y ahora se basa en la “frenética búsqueda del escándalo”, sin importar que transgreda el derecho a la privacidad de los ciudadanos. En torno a esto, criticó a Wikileaks que, desde su punto de vista, expone “con sus pequeñeces y miserias, las interioridades de la vida política y diplomática”.

“El periodismo escandaloso es un perverso hijastro de la cultura de la libertad”, dijo, y remarcó que lo que hacen los dueños de los medios, explotando las bajezas, no es la causa del problema, sino la consecuencia. Para el escritor, el problema está en la cultura, porque la gente tiene ganas de distraerse y “¿hay algo más divertido que la vida de los otros?”, preguntó. Agregó que “la prensa sensacionalista no corrompe, nace corrompida”, y la gente la demanda.

Mencionó la frivolidad como ícono de la vida posmoderna, y dijo que no ve cómo eso se puede cambiar, porque la cultura, que “debería ocupar el lugar de la religión”, se vuelve hacia la facilidad, y eso puede llevar a vivir en un mundo sin valores estéticos. Recordó que de chico, él sentía que era preso de una conspiración para volverlo inculto.

Al enfocarse en la corrupción política, expresó que los niveles de corrupción a los que han llegado los países en vías de desarrollo alcanzan sus máximos, y puso como ejemplo el caso de los años de la dictadura de Alberto Fujimori, “que se agenció en la compra y venta de armas, negocios para beneficiar a los carteles del mercado del narcotráfico, (…) mercado que se metamorfosea, se infiltra en todos los sectores del Estado y los compra, porque paga mejor”.

Otra razón del desprestigio de la política la adjudicó a que los profesionales mejor formados buscan trabajos con mejores sueldos, y dijo que el gesto de disminuir los ingresos de los puestos públicos es bien visto por la opinión pública, pero que atrae a los incompetentes y repele a los mejor formados.

También atacó a los regímenes comunistas, dijo que Cuba y Corea del Norte son “anacronismos vivientes” y que quienes habían criticado al preso cubano que murió en huelga de hambre, Orlando Zapata, responden mucho más a un guión, que a ideas progresistas.

Sobre el final del discurso, dedicó un momento para hablar del fenómeno de desapego y la falta de confianza a las leyes que viven las personas. Habló de la piratería, dijo que en Perú, la cadena de dvds Block Buster se fundió a causa del comportamiento ilícito de quienes compran películas en mercados alternativos. “¿Por qué comprar las originales, si salen mucho más? Los que nos resistimos a comprarlas somos considerados unos imbéciles”, expresó.

Dijo que las campañas contra la piratería hechas por las cámaras del libro fracasan por la falta de apoyo de los gobiernos y porque a la gente no le importa. Pero que aun peor es el caso de la música, en la que los usuarios de la red piratean “con total impunidad”.