Estos 'helióstatos' de 120 m2 cada uno, levantados en 140 hectáreas, recogen la luz y la proyectan a una torre con una caldera que produce vapor y a su vez electricidad.
A la soleada región de Andalucía le gana sin embargo el suroeste de Estados Unidos, donde "hay un 30% más de radiación solar", explica el director de Solúcar, Valerio Fernández.
El complejo Solúcar, propiedad de Abengoa, alberga las dos primeras plataformas termosolares con tecnología de torre construidas en el mundo para fines comerciales, en 2007, hoy día las mayores.
Con capacidad para producir 31 megavatios, serán superadas en 2013 por la planta Solana que Abengoa construye en Gila Bend, (Arizona, sur de Estados Unidos), con una potencia de 280 MW.
Abengoa, con proyectos dentro y fuera de España, es una de las empresas españolas, junto con Sener y Acciona, que participan en el liderazgo del país en termosolar.
El tirón de la solar sigue al de las eólicas españolas, en los primeros puestos mundiales desde hace una década.
España acaba de superar por primera vez a Alemania en 2010 como primer productor europeo de eólica, según la Comisión Europea --en el mundo encabezan Estados Unidos y China--, y en marzo la eólica se alzó en España como primera fuente de electricidad, con un 21%.
Aunque con mucho menos peso que la eólica (2,6% de la electricidad provino de la solar en marzo), España prevé triplicar hasta 2013 la potencia en termosolar, hasta 2.400 MW.
El apoyo oficial a las renovables ha sido clave para su liderazgo, aunque algunos expertos denuncian un hiperdesarrollo del sector energético en España.
"Durante toda esta década las empresas se lanzaron masivamente a invertir sobre todo en centrales térmicas de gas y en renovables. Estaba claro que, como la burbuja inmobiliaria, esto iba a colapsar", observa José Luis García, experto en energía de Greenpeace.
Hoy hay "más capacidad de producción de la que se necesita", señala, es decir, unos 100.000 MW para un máximo de demanda de unos 44.000 MW, según Red Eléctrica Española (REE).
Pero con la crisis bajó la demanda eléctrica (-4,6% en 2009), lo que obligó al gobierno a reducir la producción, ya que no puede almacenarse.
Además, el año pasado el ejecutivo recortó las ayudas a las renovables en unos 1.100 millones de euros anuales, frente a medidas menos restrictivas para las grandes eléctricas, según la asociación de renovables APPA.
Una parte del sector acusa a las grandes eléctricas --como Endesa e Iberdrola, muchas de las cuales invierten tanto en centrales clásicas como en nuclear y renovables-- de presionar al ejecutivo para frenar las renovables.
Además, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, muy comprometido con las renovables frente a la nuclear en 2008, pasó a ceder ante el sector nuclear alargando el uso de una central y luego abriendo la puerta a que todas las centrales funcionen más de 40 años.
Pero el accidente de Fukushima, las revueltas árabes y el alza del petróleo llevaron a Madrid a anunciar en las últimas semanas varias medidas para ahorrar energía y costes, ya que España tiene una gran dependencia energética: importa el 75% de lo consumido.
Esto y el objetivo de la Unión Europea (UE) de que en 2020 el 20% de la energía sea renovable --España está ahora en 13%--, hacen que el sector vea un fuerte potencial en una energía más barata que la tradicional a medio plazo, aunque considera imprescindible el apoyo oficial.
Mientras tanto, en el extranjero operan más de 100 renovables españolas --algunas, como Gamesa, Iberdrola y Abengoa, son líderes en Estados Unidos, gracias al interés del presidente Barack Obama, y Gran Bretaña-- con activos en el exterior superiores a 29.000 millones de euros.