Analía Magen nació en Argentina. Es escultora de “toda la vida”. Se formó en psicología en Israel y allí empezó su interés en la terapia del arte. Luego, vivió varios años en San Francisco, Estados Unidos, donde profundizó su conocimiento en arte vinculado a las distintas formas de terapias como la escultura, la animación y el dibujo. Hizo un posgrado en Terapia del Arte, especialidad a la que se dedica hoy en día.
Con varios libros publicados y exposiciones llevadas a cabo en distintos lugares del mundo, en 1998 Magen llega al Departamento Pediátrico Oncológico y Hematológico del Hospital Rambam en Israel. Este cargo lo conserva en la actualidad y es ahí donde nace la muestra “El día que nunca olvidaré”. Una muestra de dibujos hechos por niños y sus familiares que luchan contra el cáncer.
Esta exposición itinerante, al día de hoy contiene dibujos de Israel, Turquía, Egipto, Palestina, Estados Unidos y ahora Uruguay. Está en el hall del Hospital Pereira Rossell hasta el viernes 29 de abril.
Este proyecto nace de la idea de una terapeuta estadounidense. Enterado de esta iniciativa, el director de MEC (Médicos de Medio Oriente) decide en conjunto replicar el proyecto en los países de esa región.
Magen se une a esta convocatoria como coordinadora para toda la región asiática.
Dentro de un hospital, Magen utiliza varias dinámicas. Por un lado tiene una sala para trabajar “one to one” como ella lo llama, ese espacio es para trabajos personalizados con cada paciente. Allí utilizan técnicas como collage, cerámica o dibujos con distintos materiales.
A veces trabaja con el hermano y el paciente, o los padres y el paciente en esa pieza. Otras, la mayoría explica, se traslada a las habitaciones de los niños que están recibiendo el tratamiento y no pueden levantarse.
Con su carrito, al que ella llama su “christmas tree” lleva todo lo necesario para trabajar con ellos también. Además, explica que en los hospitales donde ella trabaja, hay clases con maestras. Allí Magen forma grupos que junto a las docentes llevan a cabo este proyecto de terapia de arte.
La dinámica consiste en dibujar “un día inolvidable”. La terapeuta explica que no todos los chicos relacionan la idea de un día inolvidable con algo feliz. “Hay chicos que eligieron el día más feliz, hay otros que eligieron el día más traumático, cada uno eligió lo que quiso.”
Magen resalta que “en cada chico hay esperanza, tienen la esperanza de salvarse, porque sino, no podrían siquiera empezar el tratamiento emocionalmente”, explica.
El resultado de este trabajo, hace que los niños puedan relajarse mejor. Según Magen, este relajamiento hace que ellos puedan recibir mejor la quimioterapia y de forma más enfocada.
También los ayuda a estar más libres, disuadiendo sentimientos de enojo, miedo o ansiedad que contraen el cuerpo.
Magen señala que la terapia del arte es como “los rayos X”. A través de un dibujo se puede ver o interpretar el estado emocional, espiritual y físico del paciente, “una visión holística.”
Si algo llama la atención en un dibujo, se puede consultar a un médico o un psicólogo para trabajar en eso.
La terapeuta destacó la unidad con la que trabajan en Ramban médicos, psicólogos y terapeutas. “Esto es muy lindo, así los chicos reciben todo el espectro de ayuda”, destacó.
Una niña se dibujó antes de iniciar el tratamiento con pelo, y luego ya sin su cabello y con lágrimas en los ojos. Un niño dice que jamás olvidará el día que su madre lo llevó al doctor porque le dolía la pierna, y luego le diagnosticaron cáncer. Otro explica que cuando se enteró, "ni siquiera sabía qué significaba tener cáncer"
Sobre Uruguay, Magen señaló que “le gustaron mucho los dibujos”. Explicó que ella envió a la fundación Peluffo Giguens las indicaciones y allí la profesora de música guió a los niños y jóvenes en sus dibujos.
La terapeuta dijo estar conforme con el trabajo y resaltó que la profesora había aplicado a la perfección la técnica.
Frente a la pregunta "¿Por qué a mí?" explica que no hay muchas respuestas, aunque señala que a la gente que es creyente le es más fácil encontrar una.
“Trabajar con la gente religiosa, judía, musulmana o católicos es muy interesante porque ellos reciben todo lo que les pasa y lo procesan de forma muy diferente. Hay muchos chicos que pasaron por esa pregunta, pero en lugar de enfocarme tanto en eso, me enfoco en 'OK, ¿qué vas a hacer ahora que ya la tenés?' Vamos a ver qué podes hacer de ahora en adelante y a lo mejor, después vas a poder contestarte esa pregunta".
Magen destaca que lo más importante es darle la posibilidad de expresar sus frustraciones, sus enojos, sus ansiedades y sus miedos en una forma en que lo puedan transformar en algo más positivo.
Para esa transformación ella los ayuda con su terapia del arte o con la meditación asistida. Esto consiste en breves relatos o como ella los llama “cuentitos chiquitos" que ella escribió para que los pacientes entren en una especie de trance.
Magen explica que es como una “mini hipnosis” muy cortita que ayuda a que puedan controlar su cuerpo. “En el momento que ellos están enfermos de cáncer no tienen el control, se les cae el pelo... nosotros trabajamos mucho con la asociación de que al árbol en otoño se le caen las hojas”. Estas meditaciones las utilizan como introducción al trabajo.