El living del noveno piso del edificio ubicado sobre Avenida Brasil no parece una casa de un jugador o ex jugador de fútbol. Hay una guitarra, una biblioteca con libros de historia y un televisor grande con varios dvd de música clásica. Piotr Tchaikovsky, Frédéric Chopin, Wolfgang Amadeus Mozart y Felix Mendelssohn son algunos de los músicos de la videoteca.
Ahí vive Tabaré Abayubá Silva. El técnico más joven de Primera, 36 años, que en su debut al frente de un equipo de la divisional sorprendió a todos. En una institución repleta de carencias y con un plantel que terminó de armar una semana antes del comienzo del Apertura peleó el título hasta la última fecha.
Después de una extensa carrera como futbolista se convirtió en el técnico de Sudamérica al que dirigió en la B. Esta temporada tomó a El Tanque y superó los objetivos iniciales. Irrumpió en Primera vestido con zapatos, pantalón y camisa de vestir. Eso también llamó la atención. “Cuando estás en Europa te das cuenta que el técnico es todo, también imagen”, explica Silva quien se define como “un hombre de izquierda” pero aclara que en el fútbol “no se puede aplicar la ideología. No tiene nada que ver una cosa con la otra”.
¿Qué pensaste cuando viste que en las cuatro primeras fechas tenían que ir a Tacuarembó y jugar con los grandes?
Ja. Vi el sorteo por tele y cuando me enteré de los rivales dije ‘bienvenido a la A’. Porque el fixture era muy complicado. Pero se ganó ante Racing, se ganó en Tacuarembó y el equipo ganó confianza. Eso fue importante para enfrentar a los grandes.
¿Cuándo terminaste de conformar el plantel?
Una semana antes. En esos dos meses antes de empezar el torneo fueron llegando jugadores todo el tiempo y una semana antes dijimos acá se cerró el plantel. Aparte hubo que armar un plantel nuevo porque de la base que subió se fueron nueve titulares.
O sea que tampoco hubo una pretemporada con el grupo.
No. Hubo trabajos específicos con algunos jugadores pero físico con el grupo no hubo. Tres o cuatro que llegaron cedidos hicieron pretemporada en esos equipos pero los otros no.
Ahora dirigís a ex compañeros, algunos como Alejandro Traversa y Gabriel Alvez que son amigos tuyos además. ¿Cómo fue el relacionamiento con ellos?
Primero fue raro porque convivimos muchos años en el mismo vestuario y ahora yo los dirigía. Pero ellos y yo la tenemos clara y por encima de las afinidades personales está el grupo. Yo no puedo hacer diferencia por más que tenga amistad con un jugador ahí adentro. Eso demuestra a los jugadores que nadie está por encima de nadie y creo que eso lo captaron. Y además son muy buenas personas y eso ayudó mucho.
¿Y cómo convenciste a los jugadores para que llegaran a un club con las carencias de El Tanque?
Les fui claro a todos. Les dije que no estaban las condiciones, que había carencias y que para aspirar a otras cosas tenían que andar bien acá. Si quieren jugar a otro nivel profesionalmente y a partir de allí mejorar en lo económico tenían que andar bien en El Tanque porque nadie les va a regalar nada. Y nosotros fuimos los primeros en no regalarle nada a nadie.
Las condiciones para entrenar
¿Cómo era entrenar en la cancha de Huracán?
Terrible. La cancha de Huracán es imposible. Pero es la realidad económica que tiene el club y contra eso no podés hacer nada. Pedimos cancha, después al final pudimos entrenar dos veces por semana en una cancha en condiciones pero eran solo dos veces por semana.
¿Se te lesionaron jugadores en los entrenamientos?
Sí. Cinco o seis se lesionaron y otros se resintieron de dolores de espaldas, rodillas y tendón de Aquiles. Lleva mucho riesgo entrenar en un piso tan duro y en malas condiciones. Torceduras de tobillo tuvimos varias y hubo que sobreponerse.
¿Y las pelotas?
Llegaron faltando dos meses para terminar el campeonato. Primeros no teníamos pelotas oficiales, después tuvimos dos pelotas oficiales durante un mes y medio o dos y después tuvimos 15 pelotas para 32 jugadores.
¿Usaban pelotas de gajos?
Exacto. Pelotas normales. Era lo que teníamos.
¿El club les aportó ropa para entrenar?
La ropa para entrenar llegó faltando dos meses. Hasta ahí cada uno iba con lo que tenía y se manejaba de esa manera.
“Tabárez y De León son mis referentes”
¿Pensabas debutar como técnico a esta edad?
Sí. Ya lo estaba manejando en los últimos años. Ya no me sentía con ganas porque tenía algunas lesiones crónicas y no me daba para seguir jugando en la B. Llegó la posibilidad de agarrar Sudamerica y no lo dudé.
¿Cómo te definís como entrenador?
Intento serle claro al jugador desde el primer día. Concreto. Dar indicaciones simples porque adentro de la cancha el jugador está acelerado y no puede recibir explicaciones detallada de los movimientos. Trato de generar un clima agradable para que el jugador vaya a entrenar cómodo. No soy una persona autoritaria, para nada. Más allá de que soy cabeza de grupo interactúo mucho con el jugador para que, más allá de que las decisiones las tomo yo, me den su punto de vista sobre las cosas. Eso sí, la falta de respeto no la permito nunca. Yo no le falto el respeto y no acepto que me lo falten ni que se lo falten entre ellos.
¿Qué aprendiste de tu época de jugador que aplicás ahora como técnico?
Varias cosas. Por ejemplo mis charlas no son largas porque al jugador después de 15 minutos de indicaciones se le va la cabeza. Eso lo aprendí. Lo mismo que la forma de manejarse ante el grupo. Vas tomando cosas, descartando otras y armando un modelo. El tema del respeto es clave. Tuve entrenadores que le faltaban el respeto al jugador y no van conmigo, ya no como entrenador sino como persona. Si le faltás el respeto a alguien no podés pretender que te respete.
¿Tenés un sistema preferido?
Lo primero para definir el esquema táctico son los jugadores. A mi me gusta el 4-3-1-2 pero no me voy a cerrar a eso si no tengo jugadores con características para hacerlo. Ahora en El Tanque estoy jugando 4-4-2. Y eso también lo converso con los jugadores. Me interesa saber con qué sistema se sienten más a gusto. Pero sea el esquema que sea, busco un equilibrio.
¿Qué técnicos te gustan?
Mis referentes son Oscar Tabárez y Hugo De León. Son técnicos que para mi están allá arriba. Ojalá alguna vez me pueda acercar a ellos.
¿Alguno te dirigió?
No. Hace poco coincidí con el maestro Tabárez y me cayó bárbaro y a De León lo conozco pero tampoco me dirigió.
¿Le mostrás videos del rival a los jugadores?
Sí. La noche previa al partido lo vemos en la concentración. Primero lo miro yo solo un par de veces y anoto lo que veo del equipo rival. Después lo miramos todos juntos y les pregunto a ellos a ver qué me contestan. Para mi es importante que los jugadores vean al rival.
¿Se puede aplicar en el fútbol conceptos generales o al jugador solo hay que hablarle de la pelota?
Yo considero que es muy importante lo que está haciendo el gobierno de que sea obligatorio en Sexta y Séptima División el estudio. Porque para mi la pelotita no son las 24 horas. Obviamente que el jugador tiene que leer, capacitarse, adquirir conocimiento. Porque el fútbol a los 34 años se termina. Aparte leer y capacitarse ayuda también adentro de la cancha para ver las cosas de otra manera y afuera para tener inteligencia a la hora de definir cosas y opinión para evitar que te hagan firmar algo que muchos no saben que están firmando
¿Y eso lo podés aplicar en El Tanque?
Insisto en la prédica pero en jugadores que tienen problemas para cobrar el sueldo yo no le puedo exigir que lean un libro o se capaciten porque sus prioridades son llegar a fin de mes. Me tengo que adaptar a las realidades pero considero fundamental estudiar.
¿Cuál es tu meta como entrenador?
Mi gran meta es dirigir la selección uruguaya. Uno tiene objetivos. Recuerdo que cuando estaba en Séptima dije en mi primera nota que quería llegar a la Primera con Defensor, ser campeón, llegar a la selección y ser campeón e irme a jugar a España. Por suerte lo conseguí. Ahora tengo que mejorar mucho, lograr lo mejor posible con El Tanque y subir los escalones de a uno.
Otros tiempos
¿Qué cosas de tu época de jugador les diría a los jugadores que no hagan?
Que no se la crean. En un momento a mi me pasó y cuando volvés a la realidad te mata. En los momentos donde las cosas están bien es cuando tenés que entrenar más y hacer las cosas lo mejor posible. Hay que ser profesional porque esto dura muy poco y cuando querés acordar estás de vuelta, después dejaste de jugar y no trabajaste nunca en tu vida, y tenés que entrar a laburar con un patrón atrás, ocho horas y por la mitad o menos de lo que ganabas.
¿Vos te agrandaste en su momento?
Sí.
¿Cuándo?
A mi me pasó en los primeros tiempos en Europa. Pero me volvieron rápido a la realidad y por eso hablo del entorno. Es importante el entorno. Si te dicen todo que sí vos te la crees más todavía.
Hoy hablabas de la realidad de El Tanque y de que no le podías exigir a los jugadores instruirse cuando tienen prioridades de vida pero los jugadores que llegan a un nivel más cercano al que tuviste vos ¿pierden el tiempo?
Si. Pierden el tiempo. En ese momento no pensás en el después. Vas a entrenar dos horitas y cuando termina no haces nada productivo para lo que te va a pasar después. Vas de un lado al otro y nada. Estás en Europa, tenés un sueldo importante, tenés vidriera, está todo divino porque sos jugador de fútbol, salís en los diarios, la gente te conoce, pero eso es fugaz. Como la plata que cobras y que se va. Llega un momento en el que te caes y no tenés nada.
¿Cuál fue tu peor momento como jugador?
La fractura. Había jugado toda la Copa América y justo el día de la final lo termino viendo desde una habitación de un hospital. Fue complicado.
¿Vos llegaste a ver la definición aún fracturado?
Sí. Me fracturaron en el primer gol, en la clínica del estadio me sacaron la radiografía y cuando salgo en la ambulancia a La Española empata Pablo Bengoechea. Cuando llegue estaba dolorido pero quería saber qué pasaba con el partido. El portero que estaba mirando el partido en una tele chiquita y blanco y negro subió a la habitación y me la dio para que yo viera el partido.
Los días posteriores a la operación estaba lleno de gente alrededor de La Española y te llenaron de regalos.
Sí, fue una locura. Son cosas que me acuerdo pero me hubiera cambiado todo por dar la vuelta. Me hubiera encantado.
¿Por qué no arreglaste en Defensor cuando volviste de Europa?
Yo entrené en Defensor cuatro meses cuando llegué, tenía todo arreglado para jugar ahí y 10 días antes de comenzar el torneo me dijeron que no firmaba porque llegaba otro jugador. Me dolió mucho porque no se portaron bien ni (Juan) Auntchain ni (Fernando) Sobral (técnico y presidente en ese momento del club). Me defraudaron mucho porque yo estuve 10 años en el club, de Séptima a Primera, logré títulos para el club y se potaron muy mal.