La entrevista fue realizada por la periodista María José Frías de Últimas Noticias. Allí, el ex presidente de facto dijo que la vida en prisión era “normal”. “Estamos bien. Nos dan buena comida. No hay diferencias. Todo bien. Leo, escucho la radio y recibo a las visitas, que son martes, jueves, sábado y domingo”, contó.
Álvarez dijo que se está enfrentando a lo peor primero, que es sufrir “el síndrome del ataúd”. “Porque si cumplo con todos los años que me aplicaron, voy a salir con 107 años, así que me hice a la idea de morir acá”, dijo Álvarez. Más adelante, explicó que lo que hace se llama “Escala de Hipótesis Negativas Descendentes”. “Hay que resolver la hipótesis más perversa porque si uno se prepara en lo físico y en lo psíquico para eso, todo lo demás resulta más fácil. Eso me lo enseñó un militar, profesor de Inteligencia Estratégica, que tuve cuando hacía el curso del Estado Mayor. Se llamaba Líber Seregni”, agregó. Cuando se le preguntó cómo recordaba a Seregni respondió que de los muertos no hablaba.
La periodista lo consultó sobre su negativa a dar la información que tiene sobre los desaparecidos. Álvarez respondió que no tiene ninguna información y la periodista preguntó cómo podía ser que habiendo ocupado el cargo de presidente de facto a partir de 1981 no supiera de la existencia de desaparecidos. “¿Quién dice que hubo desaparecidos?”, contestó. “Encontraron a Ubagesner Chávez Sosa y a Fernando Miranda. Así la existencia de las desapariciones es innegable”, dijo la periodista. “Oí decir eso. Algo leí en la prensa”, fue la respuesta del militar. “A mí me adjudicaron 37 muertos. He pedido pruebas y testigos cuatro o cinco veces y nada. Aparte cuando desaparecieron esos 37 yo no estaba en Montevideo ni tenía mando, yo estaba en Minas, al frente de la División Ejército IV y sin embargo, me los adjudicaron”, agregó.
Álvarez se definió como “un demócrata preso” y expresó que aceptó ser presidente porque cree en la democracia. “Me fueron a buscar a mi casa para ser presidente después de estar 31 meses jubilado. Me fueron a buscar por decisión de todos menos uno, que está vivo pero no quiero nombrar. Después, en enero de 1985, cuando ya se habían hecho las elecciones, mis colegas de más alta jerarquía vinieron a decirme que me tenía que ir del gobierno porque mi presencia irritaba a los políticos”, sostuvo.
El militar señaló que quiere colaborar con la paz del país y por eso se mantiene callado. “Lo que me importa es colaborar con la paz y la concordia para los uruguayos. Eso lo dijo nuestro presidente Mujica y también la presidenta que tenemos por tres días (la senadora Lucía Topolansky) dice lo mismo. Por eso no quiero ni debo hablar mal ni criticar a nadie”, expresó.
Por último, la periodista le preguntó si se arrepentía de algo. “No, que yo recuerde. Déjeme pensar de qué me puedo arrepentir. (Piensa). Que yo recuerde, de nada”, fue la respuesta.