El decreto de etiquetado de eficiencia energética establece un período transitorio de 18 meses, en el que los fabricantes e importadores podrán etiquetar en forma voluntaria. Luego de ese período, el etiquetado es obligatorio.
En setiembre de 2009, el gobierno aprobó el decreto por el cual entraron al sistema nacional de etiquetado de eficiencia energética las lámparas de bajo consumo y los calefones -faltarían cuatro o cinco meses para que la etiqueta en estos productos sea obligatoria-.
El director Energía, Ramón Méndez, dijo a No Toquen Nada (Océano FM) que la experiencia internacional indica que el etiquetado mejora la eficiencia energética de los electrodomésticos. “Esto es un paso tremendamente importante porque los países de primer mundo donde se ha implementado, ha sido muy eficiente”, consideró. “Es fundamental para mejorar, justamente, la eficiencia energética. Lo más interesante es que esto se logró con mucho tiempo de trabajo, junto con todos los proveedores, fabricantes nacionales e importadores, porque este tipo de cosas no se impone de la noche a la mañana”.
Méndez remarcó que hay un plazo de 18 meses para realizar el etiquetado de forma optativa y, recién después, será obligatorio. Hay que darle tiempo al mercado, dijo, “para que se reacomode frente algo que puede ser muy favorable para algunos -para los que venden productos de categoría A-, pero desfavorable para aquellos que tal vez tienen en su stock productos más ineficientes”.
En caso de los productos importados, se corroborará que el etiquetado provenga de un laboratorio reconocido por el gobierno. En el caso de productos nacionales o importados que no tengan certificación, la certificación se hará en un laboratorio uruguayo.
La certificación de las lámparas de bajo consumo la hace la Facultad de Ingeniería. En el caso de los calefones, el encargado es el Laboratorio de Calidad de UTE. En estos momentos, se está armando el laboratorio que certificará a las heladeras.
El certificado de eficiencia energética tiene una duración de 24 meses. “No es poner simplemente un papelito, colores, no”, aclaró Méndez. “Esto tiene que tener una garantía importante por parte del Estado, con procedimientos estandarizados a nivel internacional y con laboratorios que puedan ser controlados -a su vez- por otros laboratorios del mundo, que hacen actividades parecidas; y marcar que es serio. Si no es serio, si alguien tiene dudas del nivel de eficiencia que especifica la etiqueta, todo el procedimiento pierde validez”.
Para obligar a etiquetar, tiene que haber un laboratorio independiente. Los aires acondicionados aún no entraron al sistema nacional de etiquetado porque el laboratorio de certificación es muy costoso.
El director Energía dijo que con la etiqueta los consumidores tendrán más información para elegir el electrodoméstico más eficiente. “Lo que se trata es brindarle mayor información a la población. La etiqueta le da al potencial cliente información energética sobre el producto”, puntualizó, al tiempo que explicó que habrá un rango de letras, de la A a la G -según mayor o menor eficiencia-.
“Tiene información de cuánto consume por mes, cuánto consume en diferentes condiciones. Es información con la que van a contar los usuarios para comparar, no sólo por precio, sino también por gasto energético”, remarcó.
Informe del periodista Gabriel Farías, de No Toquen Nada (Océano FM).