Miles de personas apostadas al costado de las avenidas esperaban bajo la lluvia el paso del cortejo que se trasladaba al aeroparque metropolitano, encabezado por su viuda, la presidente Cristina Kirchner, junto a sus dos hijos Máximo y Florencia.
Los restos del líder del peronismo abordarán un avión hacia Río Gallegos, 2.800 km al sur, su ciudad natal en la Patagonia argentina, donde serán inhumados la tarde del viernes.
El velatorio del ex presidente argentino Néstor Kirchner terminó este viernes al mediodía en la Casa Rosada de Buenos Aires, en un evento que se transformó en un foro popular con gente que desfilaba cantando estribillos políticos o dando encendidos discursos.
Las escenas de apoyo a la presidenta Cristina Kirchner, su viuda, se sucedieron este viernes en la Casa Rosada.
"¡Gracias Néstor, ni un paso atrás!", "¡Fuerza Cristina!", repetía el público en las honras al líder peronista muerto el miércoles de una crisis cardíaca, en efusivas declaraciones ante Cristina Kirchner, la familia y funcionarios de gobierno.
Los jóvenes fueron mayoría entre los centenares de miles de personas que desfilaron desde la mañana del jueves para despedir al líder peronista, formando filas de hasta dos kilómetros.
La presidenta regresó la mañana del viernes al velatorio público de su esposo en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos en la Casa Rosada, sede gubernamental, mientras comenzaba a llover a Buenos Aires.
Un aplauso cerrado recibió a la mandataria quien llegó acompañada de sus hijos, Máximo, 32 años, y Florencia, 19, y al ingresar en la sala vestida de negro y con lentes oscuros, antes de ordenarse una extensión de la ceremonia hasta el mediodía.
Frente al féretro algunos cantaban cánticos políticos, otros recitaban poesías o daban discursos, embanderados con los colores celestes y blancos, dejando además flores y cartas para el extinto.
"¡Kirchner, presente!, ¡Kirchner Presente! Ahora y siempre, ahora y siempre", gritó un grupo de militantes que pasaron frente al féretro haciendo la señal de la 'V' de victoria con los dedos, tradicional del peronismo.
Un hombre con una pequeña bandera celeste y blanca en sus manos comenzó a entonar las estrofas del Himno Nacional, arrastrando en su homenaje a la mandataria y a todos los presentes en la capilla ardiente.
Un grupo de obreros de la construcción pasó con los cascos en alto y la presidenta se acercó hasta el cordón de seguridad para abrazarlos, tras lo cual depositó sobre el féretro embanderado uno de los cascos amarillos.