Desde la madrugada, el presidente estuvo muy activo, enviando decenas de mensajes desde su cuenta en la red social Twitter, en los que apelaba a "arrollar" y "demoler" a sus detractores en las urnas, ya que está en juego "el futuro de Venezuela". "Máxima movilización, empujar fuerte en todo el frente de batalla", "Arreciemos la carga!", escribió marcialmente Chávez, que considera estas votaciones un preámbulo de las presidenciales de 2012, en las que aspira a un tercer mandato de seis años.
"El pueblo está hablando y estoy seguro de que se impondrá la voz del pueblo", dijo Chávez, con aire tranquilo tras depositar su voto en un barrio popular de Caracas.
El jefe de Estado se felicitó por la alta participación que según él llegará al 70% en esta jornada, en la que más de 17,5 millones de venezolanos fueron convocados a elegir a 165 diputados de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral).
Largas colas se podían apreciar a las puertas de numerosos centros de votación en Caracas, incluso antes de que abrieran las oficinas de votación.
Según responsables militares y portavoces del poder electoral, la votación transcurre "normalmente" y no se han registrado "incidentes mayores" hasta el momento.
Durante la jornada, los detractores del presidente instaron a los electores a votar para lograr un Parlamento "plural" que luche por un país "para todos".
La oposición decidió no participar en las elecciones parlamentarias de 2005 y desde entonces, la Asamblea Nacional, dominada por el oficialismo, trabajó sin obstáculos para acelerar el proyecto político socialista del Chávez.
Este domingo, los opositores del mandatario regresan a la vida parlamentaria, unidos en una coalición electoral llamada Mesa de Unidad Democrática que, más allá de sus diferencias, tiene el objetivo común de frenar los planes políticos de Chávez. "Hoy es el momento en el cual alzamos las voces por la Venezuela que queremos", declaró la candidata opositora María Corina Machado.

Por su parte, el gobierno sabe que es imposible repetir el dominio parlamentario atípico de la pasada legislatura, pero aspira a lograr dos tercios de los escaños, es decir 110, para conservar un amplio margen de maniobra.
En virtud de la nueva ley electoral en vigor bastaría un 51 o 52% de los votos para dar al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) esta mayoría.
Según los sondeos, las intenciones de voto en estas elecciones están muy repartidas.
En 2007, el chavismo sufrió su única derrota desde 1998 en un referéndum sobre una reforma constitucional, y en 2008 la oposición logró imponerse en las regiones más ricas y pobladas en las elecciones municipales y regionales.
"Yo apoyo totalmente el proyecto de Chávez. Esto no se puede echar atrás. El es el único que se ha preocupado de nosotros", explicaba Luis Marrero, de 68 años, un jubilado de la barriada de Petare, minutos antes de votar.
"He votado por mi país. El poder en la Asamblea estaba totalmente concentrado y queremos un contrapeso", explicó por su parte Alba Correa, vendedora, de 51 años.
Consciente del desafío, Chávez ha encabezado la campaña de principio a fin y ha puesto de nuevo a prueba su incombustible popularidad, que sigue siendo alta casi 12 años después de su llegada al poder.
Sin embargo, el mandatario se ve afectado por problemas como la violencia que golpea a todo el país, la inflación, que suma 30% en los últimos 12 meses, el desempleo, la falta de viviendas o los ataques a la propiedad privada, argumentos usados por la oposición para pedir un cambio.
"Las elecciones son un paso más para profundizar la democracia que se ha venido construyendo desde hace diez años" en Venezuela, dijo el vicepresidente Elías Jaua al depositar su voto, subrayando que el país elige este domingo entre dos proyectos opuestos de país.
Luego del cierre de las oficinas electorales, está previsto que los primeros resultados tarden varias horas en divulgarse.