El comportamiento obsesivo compulsivo de Pedro Bordaberry en relación a su twitter alcanzó, en las últimas horas, un extremo poco saludable. Absorbido por su vínculo con la novedosa red social, el senador de la República perdió los estribos definitivamente: ya no le alcanza con twittear los hechos y pensamientos más insignificantes e inoportunos a toda hora, que van desde sus saludos a Larrañaga en plena sesión del senado (demostrando así que su poder de concentración es similar al de un niño de 10 años(, hasta si le tocó el huevo adentro de la pascualina en la cena o se fue en una porción para otro integrante de su familia (con lo que dejó en claro que su capacidad de selección de hechos relevantes está a la altura de la de un niño de 12 años… se lo ve más maduro en este rubro que en la capacidad de concentración, nobleza obliga). Hace unos días cruzó la línea de la esquizofrenia cibernética: abrió otra cuenta, con la que sigue atentamente, y comenta, los twitteos que él mismo realiza en la cuenta original.
Desde el día en que Pedro inició su periplo en el twitter, como @PedroBordaberry, y twitteando hasta 100 mensajes en un mismo día, ya se notaba que algo andaba mal en esa cabecita. Sin embargo, nadie imaginó que tan solo un mes después iba a descarrilar del todo, abriendo una segunda cuenta llamada @BordaberryPedro, y haciéndose seguidor de sí mismo.
A continuación, transcribimos el momento en el que @BordaberryPedro se suma a la lista de seguidores de @PedroBordaberry.
(aquí llamativamente deja de twittear durante media hora, para luego aparecer con su otra identidad…)
En algo un poco menos inmaduro que Pedro, casi seguro.
Para los expertos, es lógico que esta fiebre del twitter se apodere de un joven, o de una quinceañera que extravió su diario íntimo, o de un periodista deportivo uruguayo que twittea porque si los argentinos de TyC Sports y Fox Sports lo hacen debe ser fundamental para el ejercicio de la profesión (así como alguna vez le hicieron notas descontracturadas a los jugadores subiéndose a su auto, preguntando qué música tienen en la radio, y esas cosas tan renovadoras), pero que le pase a un político da entre miedo y pena.
180darwin consultó a un especialista, quien fue lapidario: “Está descontrolado, tuvo como un retroceso a la infancia. Yo creo que hay que pensar un poco en el temita del electroshock, ojo, sin prejuicios, la ciencia ha avanzado mucho en eso también. No son los mismos electroshockes de la década del 80, son otras máquinas, otra posibilidad de medir el impacto, otra contención, es otro país, es otro el dólar…”, dijo un integrante del Círculo de Psiquiatría del Uruguay, que forma parte también del movimiento “Un Choquecito Más y te Vas como Nuevo para Casa”.