Estos fueron los resultados del domingo: Wanderers 2 – Tacuarembó 0, Liverpool 1 – Racing 0 y Central 3 – River 1.
Los líderes son Danubio y El Tanque con siete puntos. Detrás vienen Liverpool y Bella Vista con seis.
Peñarol cambió el técnico y algunos jugadores. El campeonato también era otro. Pero la gente estaba ahí. El aurinegro volvió a jugar en Uruguay y su pueblo acompañó. Eso sí, lo que ninguno de los que fueron al Centenario pensó era que la tarde terminaría así.
El equipo de Keosseian presentó la misma matriz que el de Aguirre: máxima velocidad por las bandas. En el Clausura eran Urretaviscaya y Ramírez. En el Apertura son Estoyanoff y Martinuccio. Con Diego Alonso por Antonio Pacheco, lesionado, y a partir de esa insistencia por los extremos, Peñarol empezó a tener algunas posibilidades en el partido.
Fénix no se apartó del libreto. El cuadro de Martínez tiene muy claro lo qué quiere en el campo y es consciente de sus virtudes y de sus limitaciones. Por eso no teme a defenderse con ocho si tiene que hacerlo pero tampoco a atacar con seis cuando el partido lo permite.
Después de un primer tiempo en el que lo mejor lo puso el Carbonero, a poco de comenzar el segundo tiempo Matías Aguirregaray se proyectó por derecha y cuando pisó el área fue derribado por Santiago Fogst. El penal bien cobrado lo transformó en gol Diego Alonso. Fue a los 51 minutos.
El Pato Sosa y Egidio Arévalo Ríos controlaban el medio de la cancha y la velocidad en el ataque ponía en aprietos a Fénix. Por eso no llamó la atención que a los 58 Martinuccio la tomara por la izquierda, encara hacia el medio y metiera un zurdazo cruzado para decretar el 2 a 0.
El resultado parecía lapidario. La gente cantaba y festejaba en las tribunas. Pero Fénix no estaba muerto. Rosario Martínez mandó a la cancha a Nicolás Vigneri y a Gerardo Varela y las cosas cambiaron.
Los de Capurro se acercaron al arco de Sosa y se evidenció que a Peñarol le dolían los centros a su área. A los 71 Mier levantó un centro, el arquero salió mal, la pelota pegó en el travesaño y Vigneri descontó con un toque corto. Y cuando se jugaban los descuentos, otro centro al área encontró la cabeza de Varela quien aprovechó otra defectuosa salida de Sosa para empatar el partido.
Entonces los festejos cambiaron de tribuna y los hinchas de Fénix deliraron tanto como hace una semana. Esta vez no hubo goles de chilena, ni de tiro libre al ángulo pero el equipo supo como revertir dos goles ante el último campeón. Peñarol se fue como si hubiese perdido porque se le escapó en el último instante. Y por errores propios.